miércoles, 9 de julio de 2025

EL MIEDO

6 comentarios:

  1. Bonita charla, para los miedos verdaeramente injustificados r infundados. Porque, en verdad, sí hay que tener cautela y no aventurarse a riesgos - hasta serios y graves - irresponsablemente, confiando en que el buen Dios "proveerá" muy providencial y generosamente a nuestra carencia de sentido común y falta de reflexión o de consejo.

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    1. Hay miedos que son justificados, como miedo a las consecuencias del pecado, que impulsa a evitar el mal; miedo a ofender a Dios y por desagradarle; miedo a perder la gracia de Dios, miedo al juicio final, que impulsa buscar la salvación; miedo a los peligros para evitar situaciones peligrosas.
      Pero también, hay miedos desproporcionados, como el miedo a la muerte, siendo ésta el comienzo de la vida eterna; miedo a la pérdida de bienes materiales, estando la verdadera riqueza en los bienes espirituales; miedo a la opinión de los demás, siendo lo importante agradar a Dios; miedo a la incertidumbre del futuro, teniendo Dios un plan para cada persona.
      La Divina Providencia, es una enseñanza que anima a confiar en el cuidado amoroso de Dios y a vivir con esperanza. Eso no significa que Dios elimina el sufrimiento o el mal, sino que los utiliza como parte de su plan para llevar a sus criaturas a la perfección y a la salvación. Dios respeta la libertad humana y permite que ocurran cosas malas, pero Él tiene el poder y la sabiduría para extraer el bien incluso de esas situaciones.

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  2. La charla es, o puede ser; válida para los temres infundados y exagrados. Pero, lastimosamente, peden existir temores con fundamento, frente a lo incierto e inseguro, cuando por falta de reflexión serena y prudente se puede caer en situaciones personales y familiares de riesgos mayores y kasta graves de muy difícil o imposible solución.

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  3. Soy una persona mayor, un adulto muy mayor que ha pasado su vida como consejero de personas de todas las edades, particularmente de edades por encima de los 20 años. Muchísimas veces he asistido a personas que enfrentaban situaciones críticas (bodas precipitadas, sin recursos básicos sólidos ni para la boda en sí (y mucho menos para equipar y sostener sus vidas inmediatas), migraciones aventuradas, viajes de turismo a crédito total, adquisiciones de vehículos o viviendas fuera de sus reales posibilidades, etc. , etc. He visto sufrir mucho a los precipitados y a todo sus entornos. Hay miedos justificados, y si piden orientación, deben ser orientados con srenidad, bondad, comprensión y ayudados seriamente a evaluar todas sus circunstancias con serenidad , afecto y ponderación.

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    1. Dar consejos y confiar en Dios no son mutuamente excluyente, sino que están intrínsecamente conectados. Confiar en Dios es una parte esencial de la fe, mientras que dar consejos es una obra de misericordia y ayudar al prójimo. La confianza en Dios implica creer en su sabiduría y plan, incluso cuando no entendemos el camino, y buscar su guía a través de la oración y reflexión en escrituras.
      Confiar en Dios implica creer en su amor, misericordia y providencia, incluso en momentos difíciles. reconocer su sabiduría y actuar según su voluntad, buscando su guía en la oración y sacramentos. No significa evitar la responsabilidad humana, sino reconocer que Dios está con nosotros en cada paso del camino.

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  4. Hay que evitar el miedo enfermizo, injustificado, o patológico. Pero, cuidado, por otro lado, sí hay que evitar muy seriamente, por todas sus muy posibles gravísímas y hasta nada fáciles de reparar, el ser temerarios, imprudentes o insensatos, ciegos a todas las advertencias y recomendaciones.

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