En los tiempos que vivimos en el Perú, la mediocridad, la ambición y la codicia más que una sana aspiración, la picardía, la impudicia, la desvergüenza y el deshonor se han enseñoreado de la mayoría de cargos de importancia políticos, sin que la población, obnubilada y engañada por las alabanzas interesadas que las "autoridades y notables" se prodigan mutuamente (orquestado todo con gran habilidad para el mal y la complicidad de medios de comunicación venales, se de cuenta cabal de lo que sucede en perjuicio del país. ¿Hasta cuando, Señor? ¿Dios nuestro, ten compasión de este pueblo desventurado!
Comparto esta opinión. En el colmo del desgobierno, y para desconcierto de quienes sí se dan cuenta de lo que realmente sucede, un grupúsculo no elegido por el país se ha apoderado de él y lo quiere llevar por donde sus no sanas ni limpias intenciones quiere, contra los sentimientos e ideales de un pueblo noble pero incauto.
2 comentarios:
En los tiempos que vivimos en el Perú, la mediocridad, la ambición y la codicia más que una sana aspiración, la picardía, la impudicia, la desvergüenza y el deshonor se han enseñoreado de la mayoría de cargos de importancia políticos, sin que la población, obnubilada y engañada por las alabanzas interesadas que las "autoridades y notables" se prodigan mutuamente (orquestado todo con gran habilidad para el mal y la complicidad de medios de comunicación venales, se de cuenta cabal de lo que sucede en perjuicio del país. ¿Hasta cuando, Señor? ¿Dios nuestro, ten compasión de este pueblo desventurado!
Comparto esta opinión. En el colmo del desgobierno, y para desconcierto de quienes sí se dan cuenta de lo que realmente sucede, un grupúsculo no elegido por el país se ha apoderado de él y lo quiere llevar por donde sus no sanas ni limpias intenciones quiere, contra los sentimientos e ideales de un pueblo noble pero incauto.
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