La conducta y el talento, pobremente limitados, de Vizcarra, necesitan de alguien: un enemigo creado por él, a quien culpar de las propias ineptitudes y carencias para conducir un pueblo hacia el progreso y la gloria. Puede todavía mantenerse en el poder, mediante la intriga y la complicidad de parientes, paisanos y otros oportunistas todos muy bien remunerados (por supuesto que con los recursos económicos de la nación).
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La conducta y el talento, pobremente limitados, de Vizcarra, necesitan de alguien: un enemigo creado por él, a quien culpar de las propias ineptitudes y carencias para conducir un pueblo hacia el progreso y la gloria. Puede todavía mantenerse en el poder, mediante la intriga y la complicidad de parientes, paisanos y otros oportunistas todos muy bien remunerados (por supuesto que con los recursos económicos de la nación).
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