Este opaco y desconocido Sr. Ramos pudo pasar a la Historia de la Justicia del Perú (y de la Historia del Perú) como un paradigma de Jurista con las nás altas calificaciones de probidad, honorabilidad y dignidad, o como otro más de los obsacuroa servidorws del mandamás de tirno. Y, en esta ocasión el mandamás no es un dictador notable ni de una inteligencia o brillantez deslumbrantes, sino todo lo contrario, al igual que su impresentable y vergonzante mentor, paisano y socio de aventuras. Tuvo la oportunidad de su vida, pero la desechó y prefirió la sordidez y la verguenza, porque son más cómodas, fáciles y le otorgan la simpatía (que ni la gratitud del pequeño dictador).
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Este opaco y desconocido Sr. Ramos pudo pasar a la Historia de la Justicia del Perú (y de la Historia del Perú) como un paradigma de Jurista con las nás altas calificaciones de probidad, honorabilidad y dignidad, o como otro más de los obsacuroa servidorws del mandamás de tirno. Y, en esta ocasión el mandamás no es un dictador notable ni de una inteligencia o brillantez deslumbrantes, sino todo lo contrario, al igual que su impresentable y vergonzante mentor, paisano y socio de aventuras. Tuvo la oportunidad de su vida, pero la desechó y prefirió la sordidez y la verguenza, porque son más cómodas, fáciles y le otorgan la simpatía (que ni la gratitud del pequeño dictador).
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