No sólo ellas, por lo menos todo el consejo de ministros y otros no pocos más, bailan al son que les marca la gran orquesta chicha-carioca de la corrupción que domina nuestro país (y varios otros más). Cumplen, a pie juntillas, el rol que les ha sido asignado dentro de esta perversa organización.
Hay personas que se avienen a lo que se les imponga, aunque pudiera estar contra sus conciencias y principios, si de por medio hay remuneraciones y condiciones de trabajo más que excelentes, para nuestro medio. Total, la memoria ciudadana es muy frágil y endeble.
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No sólo ellas, por lo menos todo el consejo de ministros y otros no pocos más, bailan al son que les marca la gran orquesta chicha-carioca de la corrupción que domina nuestro país (y varios otros más). Cumplen, a pie juntillas, el rol que les ha sido asignado dentro de esta perversa organización.
Hay personas que se avienen a lo que se les imponga, aunque pudiera estar contra sus conciencias y principios, si de por medio hay remuneraciones y condiciones de trabajo más que excelentes, para nuestro medio. Total, la memoria ciudadana es muy frágil y endeble.
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