Gravísimos pecados contra el quinto mandamiento: contra el respeto a la vida, contra la defensa de ella , tanto en sus orígenes como en sus últimas etapas. En unos casos por mano propia, y en otros por mano ajena. No se puede pedir a ningún médico el cometerlo, ni - mucho menos - ordenárselo. Los médicos, desde siempre, existen para defender y salvar vidas; no son verdugos.
Nadie tiene derecho a eliminar a un inocente prójimo porque nos "incomoda o estorba". Se trata de un pecado, de un verdadero crimen, con todos los agravantes posibles, como premeditación, alevosía, ventaja y traición; merece las máximas sanciones que las leyes humanas pudieran tener. Y el aborto, como los asesinatos de enfermos bajo el disfraz de muertes piadosas, solicitadas o no por el mismo enfermo, son crímenes verdaderos en los que no puede asistir ni colaborar ningún verdadero médico ni enfermera , ni nadie.
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Gravísimos pecados contra el quinto mandamiento: contra el respeto a la vida, contra la defensa de ella , tanto en sus orígenes como en sus últimas etapas. En unos casos por mano propia, y en otros por mano ajena. No se puede pedir a ningún médico el cometerlo, ni - mucho menos - ordenárselo. Los médicos, desde siempre, existen para defender y salvar vidas; no son verdugos.
Nadie tiene derecho a eliminar a un inocente prójimo porque nos "incomoda o estorba". Se trata de un pecado, de un verdadero crimen, con todos los agravantes posibles, como premeditación, alevosía, ventaja y traición; merece las máximas sanciones que las leyes humanas pudieran tener. Y el aborto, como los asesinatos de enfermos bajo el disfraz de muertes piadosas, solicitadas o no por el mismo enfermo, son crímenes verdaderos en los que no puede asistir ni colaborar ningún verdadero médico ni enfermera , ni nadie.
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