Prudenye y conciliador, para no traer más sufrimientos al pueblo cristiano de Cuba, como un primer paso. Pero, debe ser seguido de declaraciones más firmes porque el comunismo ateo, torpe, aleve, criminal y rabiosamente está atacando a otros países del continente, también.
El comunismo ateo y enemigo de la Iglesia Católica, como de toda religión, no elegido sino impuesto en Cuba desde hace 60 años, merece ser tratado por el Vaticano sin benevolencia, con seriedad y severidad apropiadas, como ya lo hiciera de manera ejemplar, en su momento, Juan Pablo II con los regímenes comunistas de su propia patria y de la Europa oriental durante la vigencia de la Unión Soviética.
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Prudenye y conciliador, para no traer más sufrimientos al pueblo cristiano de Cuba, como un primer paso. Pero, debe ser seguido de declaraciones más firmes porque el comunismo ateo, torpe, aleve, criminal y rabiosamente está atacando a otros países del continente, también.
El comunismo ateo y enemigo de la Iglesia Católica, como de toda religión, no elegido sino impuesto en Cuba desde hace 60 años, merece ser tratado por el Vaticano sin benevolencia, con seriedad y severidad apropiadas, como ya lo hiciera de manera ejemplar, en su momento, Juan Pablo II con los regímenes comunistas de su propia patria y de la Europa oriental durante la vigencia de la Unión Soviética.
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