Los cristianos no debemos practicar la homofobia, porque debemos practicar el amor al prójimo, y por consiguiente debemos sentir compasión y voluntad de ayuda para su cura o, por lo menos, la práctica de la castidad a la que todos los cristianos (y todos los seres humanos normales, porque es parte de la más elemental moral natural) debiéramos sentirnos inclinados y estamos obligados.
Como dice el cardenal, la palabra homofobia en una invención del grupo LGTB. Esta palabra se inventó en los años 60, igual que homofóbico, para señalar a aquellas personas que se oponen a sus ideologías o sus "derechos". Los defensores de la vida y la familia no debemos aceptar esas palabras. Lo que sí debemos hacer, es no rechazar a los homosexuales, personas que sufren un problema psicológico, y que pueden recibir terapias de conversión.
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Los cristianos no debemos practicar la homofobia, porque debemos practicar el amor al prójimo, y por consiguiente debemos sentir compasión y voluntad de ayuda para su cura o, por lo menos, la práctica de la castidad a la que todos los cristianos (y todos los seres humanos normales, porque es parte de la más elemental moral natural) debiéramos sentirnos inclinados y estamos obligados.
Como dice el cardenal, la palabra homofobia en una invención del grupo LGTB. Esta palabra se inventó en los años 60, igual que homofóbico, para señalar a aquellas personas que se oponen a sus ideologías o sus "derechos". Los defensores de la vida y la familia no debemos aceptar esas palabras. Lo que sí debemos hacer, es no rechazar a los homosexuales, personas que sufren un problema psicológico, y que pueden recibir terapias de conversión.
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