Rezar por los ancianos no es malo, todo lo contrario. Pero hay acciones mucho más inmediatas que hacer y que exugir: el velar esmeradamente por ellos; nos lo exige el cuarto mandamiento, y también el segundo mandamiento de Jesús: el amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. El velar por aquellos que son nuestros ancuanos, corresponde a las familias en primer lugar, a las propias comunidades, y final e ineludiblemente a los estados (que todos malgastan más que muchísimo dinero en tantas cosas, y lo mezquinan a obligaciones humanas como ésta).
"Rezar por alguien, es amar sin ser visto. Orar es fortalecer al otro. Abrazarlo invisiblemente." Cs. Lewis
Como dice en este artículo, Francisco ha defendido en varias ocasiones la importancia de los ancianos, y pide cambiar la mirada hacia ellos. Y en el video de la intención del mes de julio, menciona que no podemos hablar de la familia sin hablar de los ancianos.
Sin los ancianos de hoy, mucho de todo lo bueno (como lo malo) que existe hoy no hubiera sido posible. Si pensamos sólo en lo bueno que hoy somos y tenemos, debemos considerar que a ellos se lo debemos. La cultura de la más horrible ingratitud, muchas veces fruto de la ceguera mental, de la ignorancia y del egoismo, ha llevado a la creación de las "residencias", depósitos para los ancianos que se han convertido en una "carga" y molestia para la familia que lo deposita en ellas. a veces pagando (pensando que con ello atenúan su culpa) y otras con el dinero del propio anciano, o del estado que lo considera una carga que habría hasta que eliminar (cuando muchas veces ese anciano pagó impuestos por muchos años a un estado que nada o muy poco le dió a cambio).
4 comentarios:
Rezar por los ancianos no es malo, todo lo contrario. Pero hay acciones mucho más inmediatas que hacer y que exugir: el velar esmeradamente por ellos; nos lo exige el cuarto mandamiento, y también el segundo mandamiento de Jesús: el amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. El velar por aquellos que son nuestros ancuanos, corresponde a las familias en primer lugar, a las propias comunidades, y final e ineludiblemente a los estados (que todos malgastan más que muchísimo dinero en tantas cosas, y lo mezquinan a obligaciones humanas como ésta).
"Rezar por alguien, es amar sin ser visto. Orar es fortalecer al otro. Abrazarlo invisiblemente." Cs. Lewis
Como dice en este artículo, Francisco ha defendido en varias ocasiones la importancia de los ancianos, y pide cambiar la mirada hacia ellos. Y en el video de la intención del mes de julio, menciona que no podemos hablar de la familia sin hablar de los ancianos.
Cierto, lo que se necesita en el mundo actual es oración y acción.
Sin los ancianos de hoy, mucho de todo lo bueno (como lo malo) que existe hoy no hubiera sido posible. Si pensamos sólo en lo bueno que hoy somos y tenemos, debemos considerar que a ellos se lo debemos. La cultura de la más horrible ingratitud, muchas veces fruto de la ceguera mental, de la ignorancia y del egoismo, ha llevado a la creación de las "residencias", depósitos para los ancianos que se han convertido en una "carga" y molestia para la familia que lo deposita en ellas. a veces pagando (pensando que con ello atenúan su culpa) y otras con el dinero del propio anciano, o del estado que lo considera una carga que habría hasta que eliminar (cuando muchas veces ese anciano pagó impuestos por muchos años a un estado que nada o muy poco le dió a cambio).
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