Benedicto XVI ha sido, por reconocimiento casi universal, hasta quizá sin discrepancia alguna, uno de los más grandes teólogos cristianos y católicos, si no el más grande,no sólo del siglo XX, sino de la Historia; uno de nuestros pensadores más lúcidos, fieles e importantes sobre el Evangelio y la vida de Jesús; el responsable, y quizá autor total, por encargo de uno de los más grandes y santos Papas de todos los tiempos - San Juan Pablo II - del actual Catecismo de la Iglesia Católica, compendio de la doctrina de nuestra Fe. No tuvo más notoriedad ni predominancia, por su sencillez, muy santas humildad y modestia, y hasta timidez. Hoy, una multitud no esperada ha colmado la Plaza de San Pedro, y se han escuchado los pedidos, en voz alta, de ¡Santo Súbito!, nacidos del corazón de los fieles. Me pregunto, ¿ por qué, en estos tiempos de "dudas e incertidumbres", de pedidos de Sínodos salvadores, no se recurre a lo que ya dejó dicho y escrito este Santo del Señor? Es sólo una modestia opinión.
Ciertamente, Benedicto XVI ha legado, a la Iglesia Católica y al Cristianismo todo, el riquísimo tesoro de su Fe y santidad, hasta escrito, al que debiera recurirse hoy, tan frecuentemente como sea necesario, cada vez que surjan cuestionamientos sobre la conducta a seguirse, sin tenerse que necesitarse de opiniones menos santas e ilustadas.
2 comentarios:
Benedicto XVI ha sido, por reconocimiento casi universal, hasta quizá sin discrepancia alguna, uno de los más grandes teólogos cristianos y católicos, si no el más grande,no sólo del siglo XX, sino de la Historia; uno de nuestros pensadores más lúcidos, fieles e importantes sobre el Evangelio y la vida de Jesús; el responsable, y quizá autor total, por encargo de uno de los más grandes y santos Papas de todos los tiempos - San Juan Pablo II - del actual Catecismo de la Iglesia Católica, compendio de la doctrina de nuestra Fe. No tuvo más notoriedad ni predominancia, por su sencillez, muy santas humildad y modestia, y hasta timidez. Hoy, una multitud no esperada ha colmado la Plaza de San Pedro, y se han escuchado los pedidos, en voz alta, de ¡Santo Súbito!, nacidos del corazón de los fieles. Me pregunto, ¿ por qué, en estos tiempos de "dudas e incertidumbres", de pedidos de Sínodos salvadores, no se recurre a lo que ya dejó dicho y escrito este Santo del Señor? Es sólo una modestia opinión.
Ciertamente, Benedicto XVI ha legado, a la Iglesia Católica y al Cristianismo todo, el riquísimo tesoro de su Fe y santidad, hasta escrito, al que debiera recurirse hoy, tan frecuentemente como sea necesario, cada vez que surjan cuestionamientos sobre la conducta a seguirse, sin tenerse que necesitarse de opiniones menos santas e ilustadas.
Publicar un comentario