Comentario del evangelio del Domingo XXX, tiempo ordinario A, domingo 29 de octubre.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Debo amarme, a mí mismo, lo suficiente y apropiado porque soy una de las obras de Dios, una hecha a imagen y semejanza suya, para cuidarme, protegiendo mi salud y mi integridad, por ello no me puedo poner en riesgo de perecer o de sufrir accidentes graves. Por este amor a mí mismo, naturalmente grande, es que Jesucristo nos pide amar al prójimo como a nosotros mismos.
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Debo amarme, a mí mismo, lo suficiente y apropiado porque soy una de las obras de Dios, una hecha a imagen y semejanza suya, para cuidarme, protegiendo mi salud y mi integridad, por ello no me puedo poner en riesgo de perecer o de sufrir accidentes graves. Por este amor a mí mismo, naturalmente grande, es que Jesucristo nos pide amar al prójimo como a nosotros mismos.
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