No hay que considerarlos temas superficialmente, menos cuando una persona no domina un idioma a la perfección. Sí, debe quedar claro que lo que el Papa quiso plantear, y rotundamente, lo establecido por Benedicto XVI, y que Francisco suscribiera más tarde. El respeto a las personas todas, homosexuales o no, debe no oponerse al criterio de no admitir en lo seminarios y en la vida religiosa a quienes puedan perturbar la vida de la Iglesia por su conducta y/o pensamiento pecaminoso.
Aunque pareciera que esto pudiera haber, y seguramente sí, disgustado a los partidarios de la "ideología LGBTI", me parece una situación en la que el Papa Francisco ha estado más acertado, por el bien de los Seminaristas de hoy y el clero del futuro.
Desafortunadamente, la prensa escandalosa persigue hacer noticia, de manera muy particular si los temas son en alguna manera "escabrosa" (como aquellos redferentes a la homosexualidad dentro de la Iglesia Católica) e incluyen al Papa. Aparte del uso de un término coloquial italuiano, que el Papa no maneja bien, por no ser su idioma propio, el Papa Francisco no ha cometpdo ninguna falta significativa, porque, en el fondo, sólo ha querido proteger a los Seminarios, a quienes se forman en ellos - futuros Sacerdotes - y a la Iglesia toda, de problemas y escándalos, hoy y en el futuro.
Este es el Papa que necesita la Iglesia, hablando claro, respetuosa, de manera considerada, pero rotundamente,lejos de las incertidumbres que el progresismo le quería imponer o de las ambiguedades wue podían quererse ver en Fiduccia Supplicans.
Decir que el Papa ha escrito un documento por recomendación del progresismo o que él ha prestado atención a una ideología por encima de Dios, lejos de las enseñanzas de Jesús, es desconocer en realidad en qué consiste este documento.
5 comentarios:
No hay que considerarlos temas superficialmente, menos cuando una persona no domina un idioma a la perfección. Sí, debe quedar claro que lo que el Papa quiso plantear, y rotundamente, lo establecido por Benedicto XVI, y que Francisco suscribiera más tarde. El respeto a las personas todas, homosexuales o no, debe no oponerse al criterio de no admitir en lo seminarios y en la vida religiosa a quienes puedan perturbar la vida de la Iglesia por su conducta y/o pensamiento pecaminoso.
Aunque pareciera que esto pudiera haber, y seguramente sí, disgustado a los partidarios de la "ideología LGBTI", me parece una situación en la que el Papa Francisco ha estado más acertado, por el bien de los Seminaristas de hoy y el clero del futuro.
Desafortunadamente, la prensa escandalosa persigue hacer noticia, de manera muy particular si los temas son en alguna manera "escabrosa" (como aquellos redferentes a la homosexualidad dentro de la Iglesia Católica) e incluyen al Papa. Aparte del uso de un término coloquial italuiano, que el Papa no maneja bien, por no ser su idioma propio, el Papa Francisco no ha cometpdo ninguna falta significativa, porque, en el fondo, sólo ha querido proteger a los Seminarios, a quienes se forman en ellos - futuros Sacerdotes - y a la Iglesia toda, de problemas y escándalos, hoy y en el futuro.
Este es el Papa que necesita la Iglesia, hablando claro, respetuosa, de manera considerada, pero rotundamente,lejos de las incertidumbres que el progresismo le quería imponer o de las ambiguedades wue podían quererse ver en Fiduccia Supplicans.
Decir que el Papa ha escrito un documento por recomendación del progresismo o que él ha prestado atención a una ideología por encima de Dios, lejos de las enseñanzas de Jesús, es desconocer en realidad en qué consiste este documento.
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