"Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será entonces nuestro juicio recto y caritativo".
San Francisco de Sales (1567 -1622).
Obispo de Ginebra. Doctor de la Iglesia y patrono de la Familia Salesiana (fundada por Don Bosco).
Festividad: 24 de enero.
3 comentarios:
Resulta perfecto cuando se trata de "juzgar" la debilidad ajena, o la torpeza, o fallas humanas que todos tenemos. Pero cuando se trata de "juzgar" la clara (por directa y por obvia) intención ajena de dañar o destruir a otro, ya no es tan fácil ponerse en su lugar. Porque ya no se trata de juzgar a un prójimo sino a alguien al servicio diabólico. Es mi experiencia.
Juzgar cristianamente no es malo, al contrario, es una necesidad y urgencia de nuestro tiempo. No se puede vivir cristianamente sin un juicio de dicernimiento constante de todo lo que nos rodea.
El intercambio de puestos, el ponerse en el lugar del otro, no aplica para todas las circunstancias, salvo para las fallas cotidianas y menores. Para las faltas graves, verdaderos delitos morales, no aplicaría.
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