La actitud intimidatoria, prepotente y amenazadora del praesidente accidental, que es repudiada por la población inteligente, justa y racional del país, no ha buscado sino sorprender y llamar la atención de los peruanos sencillos, impresionables, menos educados y más fácilmente engañables por las bravuconadas de los matones y delicuentes de barrio.
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La actitud intimidatoria, prepotente y amenazadora del praesidente accidental, que es repudiada por la población inteligente, justa y racional del país, no ha buscado sino sorprender y llamar la atención de los peruanos sencillos, impresionables, menos educados y más fácilmente engañables por las bravuconadas de los matones y delicuentes de barrio.
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