Las campañas anticristianas no se dan tregua en el mundo desarrollado. Ello requiere, demanda, una acción cnoncertada, desde le público cristiano, y el serio, para boicotear estas producciones (y a sus productores en todo lo que creen) como de las organizaciones cristianas, y particularmente las católicas, para llevar a todos los responsables ante los medios de prensa independientes como ante los tribunales.
Esta es una guerra mediática contra el cristianismo, y contra el catolicismo en particular. Debe ser combatida en todos los frentes, comenzando por la negativa nuestra, de todos los cristianos, a consumir y pagar sus productos. Y en los campos judiciales y legales, por organismos religiosos con experiencia especializados.
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Las campañas anticristianas no se dan tregua en el mundo desarrollado. Ello requiere, demanda, una acción cnoncertada, desde le público cristiano, y el serio, para boicotear estas producciones (y a sus productores en todo lo que creen) como de las organizaciones cristianas, y particularmente las católicas, para llevar a todos los responsables ante los medios de prensa independientes como ante los tribunales.
Esta es una guerra mediática contra el cristianismo, y contra el catolicismo en particular. Debe ser combatida en todos los frentes, comenzando por la negativa nuestra, de todos los cristianos, a consumir y pagar sus productos. Y en los campos judiciales y legales, por organismos religiosos con experiencia especializados.
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