Es difícil de creer, y de entender, todo lo sucedido en los Estados Unidos durante el último año. El beneficiado no resulta Trump, como tampoco las ideas "conservadoras" o "retrógradas", que no lo son, que el podía representar. Era la defensa de las ideas democráticas y de los conceptos fundamentales de lo que se puede llamar civilización occidental y cristiana frente a la violencia generada por un movimiento desusado para lo que ha sido siempre los principios y conducta del partido Demócrata, como del Republicano, y que había devenido en unas ideas y conductas anárquicas, revolucionarias contra las normas de conducta social y moral establecidas como patrón de vida norteamericano, y violentistas y hasta terroristas (en verdad), con graves daños materiales a la propiedad pública y privada como al orden social.
Los miembros más serios del Parido Demócrata debieran preguntarse si todo este caos en principios, en conducta moral y social cotidianas y en los terribles brotes criminales violentistas y hasta terroristas en su patria, es lo que en realidad quieren para su patria.
Los miembros más brillantes, nobles y honorables del Partido Demócrata de los Estados Unidos, debieran reflexionar muy seriamente sobre su responsabilidad histórica frente al destino de su nación. Deben dejarse de ridículas posturas "modernizantes", "ideologías de género", atentados contra la vida tanto en su comienzo como su final, coqueteos con los homosexualesen todas sus variables. Y volver a la Fe en Dios, la moral personal, familiar y social. Vuelvan a hacer su nación grande de nuevo; reincorporense con toda firmeza, como sus fundadores, a la civilización occidental y cristiana. Detengan la amenaza de la decadencia y de la caída de los Estados Unidos de América; está en sus manos.
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Es difícil de creer, y de entender, todo lo sucedido en los Estados Unidos durante el último año. El beneficiado no resulta Trump, como tampoco las ideas "conservadoras" o "retrógradas", que no lo son, que el podía representar. Era la defensa de las ideas democráticas y de los conceptos fundamentales de lo que se puede llamar civilización occidental y cristiana frente a la violencia generada por un movimiento desusado para lo que ha sido siempre los principios y conducta del partido Demócrata, como del Republicano, y que había devenido en unas ideas y conductas anárquicas, revolucionarias contra las normas de conducta social y moral establecidas como patrón de vida norteamericano, y violentistas y hasta terroristas (en verdad), con graves daños materiales a la propiedad pública y privada como al orden social.
Los miembros más serios del Parido Demócrata debieran preguntarse si todo este caos en principios, en conducta moral y social cotidianas y en los terribles brotes criminales violentistas y hasta terroristas en su patria, es lo que en realidad quieren para su patria.
Los miembros más brillantes, nobles y honorables del Partido Demócrata de los Estados Unidos, debieran reflexionar muy seriamente sobre su responsabilidad histórica frente al destino de su nación. Deben dejarse de ridículas posturas "modernizantes", "ideologías de género", atentados contra la vida tanto en su comienzo como su final, coqueteos con los homosexualesen todas sus variables. Y volver a la Fe en Dios, la moral personal, familiar y social. Vuelvan a hacer su nación grande de nuevo; reincorporense con toda firmeza, como sus fundadores, a la civilización occidental y cristiana. Detengan la amenaza de la decadencia y de la caída de los Estados Unidos de América; está en sus manos.
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