Biden muestra, una vez más, lamentablemente para quienes podían esperar de él algún signo que manifestara que realmente estaba correctamente identificado con los principios del pensamiento católico y cristiano, y ahora con claridad meridiana, lo confuso de su juicio y de su concepción de la vida y conducta humanas. Y este, uno de sus primeros actos como presidente, tiene que ver con la identidad y orientación sexuales. Los Obispos norteamericanos y, con ellos, la Iglesia Universal, tienen la obligación de mostrar con las mayores muestras de serenidad, ponderación y firmeza, la posición cristiana frente al tema y frente a él. El daño que Biden puede producir a los católicos es enorme y debe ser evitado. Y Biden no es una prueba mayor que lo que fuera, en su tiempo, Enrique VIII.
¿Qué puede ocurrir en la mente de un hombre que se supone normal, para que se proponga imponer la ideología homosexual (con toda su variable imaginable), en contra de por lo menos la mitad de la población de su país y de lo que debiera ser su propia conciencia moral y religiosa?
¿Sabe alguien como Biden puede compatibilizar su formación católica, de la que guarda algunas de las formas, con su defensa de algo tan aberrante como la llamada "ideología de género"?
Es una pene que el segundo Presidente que dice ser católico, de los Estados Unidos, y no de los pocos en el mundo que dicen serlo, se comporte de manera tan lamentable. Un problema para la Iglesia Católica en su país y el mundo.
4 comentarios:
Biden muestra, una vez más, lamentablemente para quienes podían esperar de él algún signo que manifestara que realmente estaba correctamente identificado con los principios del pensamiento católico y cristiano, y ahora con claridad meridiana, lo confuso de su juicio y de su concepción de la vida y conducta humanas. Y este, uno de sus primeros actos como presidente, tiene que ver con la identidad y orientación sexuales. Los Obispos norteamericanos y, con ellos, la Iglesia Universal, tienen la obligación de mostrar con las mayores muestras de serenidad, ponderación y firmeza, la posición cristiana frente al tema y frente a él. El daño que Biden puede producir a los católicos es enorme y debe ser evitado. Y Biden no es una prueba mayor que lo que fuera, en su tiempo, Enrique VIII.
¿Qué puede ocurrir en la mente de un hombre que se supone normal, para que se proponga imponer la ideología homosexual (con toda su variable imaginable), en contra de por lo menos la mitad de la población de su país y de lo que debiera ser su propia conciencia moral y religiosa?
¿Sabe alguien como Biden puede compatibilizar su formación católica, de la que guarda algunas de las formas, con su defensa de algo tan aberrante como la llamada "ideología de género"?
Es una pene que el segundo Presidente que dice ser católico, de los Estados Unidos, y no de los pocos en el mundo que dicen serlo, se comporte de manera tan lamentable. Un problema para la Iglesia Católica en su país y el mundo.
Publicar un comentario