Muy interesante esta presentación de un tan prestigioso sacerdote como el Rev. Padre Fortea, pero me gustaría añadir un comentario muy personal y particular. Es el siguiente. Las medallas o símbolos religiosos católicos, como pudieran serlo un crucifijo o una cruz, no nos protegen de la acción del demonio poe el solo hecho de portarlos, sino porque su presencia puede contribuir de manera muy especial a comportarnos y dar testimonio de los cristianos que queremos ser, y por tanto a ser más fuertes y resistentes a las posibles tentaciones del demonio. Si carecemos de ese deseo y esa voluntad, la medalla o el símbolo más precioso sólo será un adorno o una joya más.
Me gusta el concepto de que un sólo símbolo bastaría, uno que ayude a que seamos reconocidos e identificados como católicos, y quizá pudiera ser más valioso así, porque al no esté oculto de la mirada de los demás, estaremos mucho más obligados, por nuestra conducta, a dar testimonio de nuestra Fe, no dándole oportunidades al demonio.
Acerca de si las medallas y los sacramentales bendecidos pueden bastar para alejar al demonio, el padre Fortea explica en el artículo que sí, porque son objetos en que los sacerdotes han orado para pedir que Dios aleje al demonio. Pero lo importante, es que el sacramental que uno tenga, te de devoción. Los crucifijos, el agua bendita, las medallas, los escapularios, los rosarios, no son amuletos, son artículos en los que se tiene acceso a nuestra batalla contra el mal a lo largo de nuestra vida. Se debe combinar la fe de la persona, devoción, con una vida recta y ordenada.
Creo que las medallas religiosos protegen de la acción del demonio, no de manera directa contra él, sino porque sirven para aumentar nuestra Fe y confianza en Dios, con lo cual el demonio se aleja de nosotros y ya no actúa en nuestras almas.
4 comentarios:
Muy interesante esta presentación de un tan prestigioso sacerdote como el Rev. Padre Fortea, pero me gustaría añadir un comentario muy personal y particular. Es el siguiente. Las medallas o símbolos religiosos católicos, como pudieran serlo un crucifijo o una cruz, no nos protegen de la acción del demonio poe el solo hecho de portarlos, sino porque su presencia puede contribuir de manera muy especial a comportarnos y dar testimonio de los cristianos que queremos ser, y por tanto a ser más fuertes y resistentes a las posibles tentaciones del demonio. Si carecemos de ese deseo y esa voluntad, la medalla o el símbolo más precioso sólo será un adorno o una joya más.
Me gusta el concepto de que un sólo símbolo bastaría, uno que ayude a que seamos reconocidos e identificados como católicos, y quizá pudiera ser más valioso así, porque al no esté oculto de la mirada de los demás, estaremos mucho más obligados, por nuestra conducta, a dar testimonio de nuestra Fe, no dándole oportunidades al demonio.
Acerca de si las medallas y los sacramentales bendecidos pueden bastar para alejar al demonio, el padre Fortea explica en el artículo que sí, porque son objetos en que los sacerdotes han orado para pedir que Dios aleje al demonio. Pero lo importante, es que el sacramental que uno tenga, te de devoción. Los crucifijos, el agua bendita, las medallas, los escapularios, los rosarios, no son amuletos, son artículos en los que se tiene acceso a nuestra batalla contra el mal a lo largo de nuestra vida. Se debe combinar la fe de la persona, devoción, con una vida recta y ordenada.
Creo que las medallas religiosos protegen de la acción del demonio, no de manera directa contra él, sino porque sirven para aumentar nuestra Fe y confianza en Dios, con lo cual el demonio se aleja de nosotros y ya no actúa en nuestras almas.
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