No debiéramos hablar de eutanasia, para referirnos sea al suicidio asistido o al real asesinato de pacientes con enfermedades terminales. Las cosas debieran ser llamadas por su nombre. Y hablar sobre ellos debiera estar vedado a quien no tenga la responsabilidad profesional de cuidar por la vida puesta en sus manos o de haber dedicado su vida a la ética y la moral. Personas que viven de medrar en la política, verdaderos inescrupulosos oportunistas de ella, que se lanzan a proponer temas escandalosos "de moda", no debieran ni opinar tan alegremente sobre asuntos tan delicados e inalcanzables para ellos, con real justicia llamados politicastros.
Este criminal proyecto, presentado, sin ningún rubor, y muy suelto de huesos, por alguien sin una elemental calificación profesional, ética o moral, para siquiera opinar sobre el tema, es rechazado rotundamente por toda la población peruana que repudia los delitos contra la vida; e igualmente por todos los profesionales médicos que dedican sus vidas a salvar ajenas, aún a costa de las propias; y de todos aquellos entregados a la moral y la ética. A ninguno de todos estos, un politiquero cualquiera puede atreverse a imponerles sus perversas ideas sobre la vida.
Lo más grave de este criminal proyecto, y de sus autores, no es que esté contra la Constitución y las leyes de la República, que al fin y al cabo son obras humanas (que, a veces, podrían albergar hasta delitos), sino que esté contra las normas éticas y morales que cualquier civilización superior acata y defiende. El repudio general a los que se encuentren detrás de esta nefasta propuesta.
4 comentarios:
No debiéramos hablar de eutanasia, para referirnos sea al suicidio asistido o al real asesinato de pacientes con enfermedades terminales. Las cosas debieran ser llamadas por su nombre. Y hablar sobre ellos debiera estar vedado a quien no tenga la responsabilidad profesional de cuidar por la vida puesta en sus manos o de haber dedicado su vida a la ética y la moral. Personas que viven de medrar en la política, verdaderos inescrupulosos oportunistas de ella, que se lanzan a proponer temas escandalosos "de moda", no debieran ni opinar tan alegremente sobre asuntos tan delicados e inalcanzables para ellos, con real justicia llamados politicastros.
Este criminal proyecto, presentado, sin ningún rubor, y muy suelto de huesos, por alguien sin una elemental calificación profesional, ética o moral, para siquiera opinar sobre el tema, es rechazado rotundamente por toda la población peruana que repudia los delitos contra la vida; e igualmente por todos los profesionales médicos que dedican sus vidas a salvar ajenas, aún a costa de las propias; y de todos aquellos entregados a la moral y la ética. A ninguno de todos estos, un politiquero cualquiera puede atreverse a imponerles sus perversas ideas sobre la vida.
Lo más grave de este criminal proyecto, y de sus autores, no es que esté contra la Constitución y las leyes de la República, que al fin y al cabo son obras humanas (que, a veces, podrían albergar hasta delitos), sino que esté contra las normas éticas y morales que cualquier civilización superior acata y defiende. El repudio general a los que se encuentren detrás de esta nefasta propuesta.
Este proyecto no tiene ninguna solidez ni seriedad, como de quien viene.
Publicar un comentario