No es una verdadera segunda ola, porque nunca disminuyó marcadamente, sino sólo levemente, la presencia del coronavirus en el Perú. Sin embargo, la real desesperación por anular la vacancia de Vizcarra, llevó a impulsar las marchas callejeras por muchas horas y días, sin ninguna consideración sanitaria; y luego se alentó la toma de carreteras por muchos días, igualmente sin ninguna prevención, sin ninguna prudencia y, más bien convertidas en turbulentas y exaltadas protestas; así se reinicia el creciente aumento de casos, no una verdadera ola nueva.
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No es una verdadera segunda ola, porque nunca disminuyó marcadamente, sino sólo levemente, la presencia del coronavirus en el Perú. Sin embargo, la real desesperación por anular la vacancia de Vizcarra, llevó a impulsar las marchas callejeras por muchas horas y días, sin ninguna consideración sanitaria; y luego se alentó la toma de carreteras por muchos días, igualmente sin ninguna prevención, sin ninguna prudencia y, más bien convertidas en turbulentas y exaltadas protestas; así se reinicia el creciente aumento de casos, no una verdadera ola nueva.
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