Han sucedido casas demasiado raras, y hasta increíble que pudieran ocurrir en lo que parecía ser uno de los lugares más seguros del mundo entero. Todos los responsables de la seguridad de ese edificio, y por supuesto que todos sus superiores, sin excluir a ninguna de las más altas autoridades del Capitolio, y en particular comenzando por Nancy Pelosi, deben explicar detalladamente por qué permitieron que todo lo ocurrido sucediera, por qué no lo previeron y por qué no lo previnieron. Esto no debió ocurrir jamás. Debe haber una explicación suficientemente clara ante todo el mundo.
Los más altos funcionarios del Capitolio decidieron permitir que el 6 de Enero sucediera. De otra manera no hubiera ocurrido, era imposible. El mundo exige una investigación cabal.
Nadie que conozca la eficiencia de los elementos de seguridad de instituciones tan importantes en los Estados Unidos, como el Capitolio, puede aceptar que un grupo de civiles pudiera de manera tan simple "tomar" este edificio.
Es ridículo afirmar, y mucho más creer o pensar, que una simple manifestación de civiles, que no constituía ni remotamente una turba rebelde, enardecida y violenta, pudiera "tomar" el Capitolio norteamericano. Ni los más ingenuos de los observadores pudieran tragarse el cuento; habría que ser realmente un tonto redomado para aceptar como real, este cuento de cuentos, farsa, patraña o embuste.
Sería insultar groseramente la inteligencia de los norteamericanos el sólo pensar, no digo creer ni aceptar, que pudieran haber llegado a considerar como cierta la "captura del Capitolio el 6 de enero" último. Tampoco imagino que alguno de los no pocos ciudadanos del mundo con alguna capacidad para razonar, pudiera creerse tremendo cuento.
El Capitolio es tecnológicamente una verdadera fortaleza civil. Es imposible que alguien, y mucho menos un grupo, pueda ingresar a él sin el consentimiento de quienes son sus dueños políticos. Nancy Pelosi tiene que haber autorizado u ordenado a toda su planta ejecutiva, y ésta al personal de seguridad, para que se permita, sin ninguna dificultad, el ingreso de cuantos quisieron hacerlo al edificio. No existió ni toma ni asalto al Capitolio.
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Han sucedido casas demasiado raras, y hasta increíble que pudieran ocurrir en lo que parecía ser uno de los lugares más seguros del mundo entero. Todos los responsables de la seguridad de ese edificio, y por supuesto que todos sus superiores, sin excluir a ninguna de las más altas autoridades del Capitolio, y en particular comenzando por Nancy Pelosi, deben explicar detalladamente por qué permitieron que todo lo ocurrido sucediera, por qué no lo previeron y por qué no lo previnieron. Esto no debió ocurrir jamás. Debe haber una explicación suficientemente clara ante todo el mundo.
Los más altos funcionarios del Capitolio decidieron permitir que el 6 de Enero sucediera. De otra manera no hubiera ocurrido, era imposible. El mundo exige una investigación cabal.
Nadie que conozca la eficiencia de los elementos de seguridad de instituciones tan importantes en los Estados Unidos, como el Capitolio, puede aceptar que un grupo de civiles pudiera de manera tan simple "tomar" este edificio.
Es ridículo afirmar, y mucho más creer o pensar, que una simple manifestación de civiles, que no constituía ni remotamente una turba rebelde, enardecida y violenta, pudiera "tomar" el Capitolio norteamericano. Ni los más ingenuos de los observadores pudieran tragarse el cuento; habría que ser realmente un tonto redomado para aceptar como real, este cuento de cuentos, farsa, patraña o embuste.
Sería insultar groseramente la inteligencia de los norteamericanos el sólo pensar, no digo creer ni aceptar, que pudieran haber llegado a considerar como cierta la "captura del Capitolio el 6 de enero" último. Tampoco imagino que alguno de los no pocos ciudadanos del mundo con alguna capacidad para razonar, pudiera creerse tremendo cuento.
El Capitolio es tecnológicamente una verdadera fortaleza civil. Es imposible que alguien, y mucho menos un grupo, pueda ingresar a él sin el consentimiento de quienes son sus dueños políticos. Nancy Pelosi tiene que haber autorizado u ordenado a toda su planta ejecutiva, y ésta al personal de seguridad, para que se permita, sin ninguna dificultad, el ingreso de cuantos quisieron hacerlo al edificio. No existió ni toma ni asalto al Capitolio.
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