Sagasti debiera reconocer que la intensificación de la pandemia no es un fenómeno espontáneo y natural, Se debe a la puesta en marcha, criminalmente, de movilizaciones irresponsables provocadas por Vizcarra, y todo el poderoso aparato político organizado por él, usando los dineros fiscales para intentar revertir su justa declaración de vacancia; y de todo lo que salió beneficiado Sagasti y toda su gente, que no representaban ni representan, en modo alguno, la voluntad popular. Se llegó al extremo de afirmar que no había riesgo de propagación del coronavirus durante ellas. No debe volverse a una cuarentena, paralizante del país, y sí deben extremarse todas las otras medidas sanitarias para evitar la propagación de este virus, usando el aislamiento real de los contagiados. Más bien, que no pierda más el poco tiempo que le queda, para poner en marcha la economía del Perú; y que no permita cualquier daño que sus "camaradas ideológicos de género y contra la vida y la familia" pretendan intentar; no más daños a la moral nacional.
Nuestros presidentes no tienen la menor idea de lo que el país, en el momento en que asumen el cargo, necesita. ¡Pobre país! Ellos y sus asesores,totalmente perturbados por las más bizarras y anormales "ideologías" solamente piensan en aplicarlas, para el mayor daño de una nación formada, en su mayoría, por unas personas desprovistas de instrucción y educación suficientes para instalarse con equilibrio en el mundo contemporáneo. Y, puestos frente a la pandemia que perturba a los más competentes gobernantes, actúan con las más desatinadas e improvisadas medidas.
No se puede ni debe paralizar este país más. Ya se ha producido un daño mayor al Perú, que lo producido por sus peores enemigos. Hay que educar y obligar al mantenimiento de todas las medidas sanitarias. Más el aislamiento verdadero y serio de los contagiados.
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Sagasti debiera reconocer que la intensificación de la pandemia no es un fenómeno espontáneo y natural, Se debe a la puesta en marcha, criminalmente, de movilizaciones irresponsables provocadas por Vizcarra, y todo el poderoso aparato político organizado por él, usando los dineros fiscales para intentar revertir su justa declaración de vacancia; y de todo lo que salió beneficiado Sagasti y toda su gente, que no representaban ni representan, en modo alguno, la voluntad popular. Se llegó al extremo de afirmar que no había riesgo de propagación del coronavirus durante ellas. No debe volverse a una cuarentena, paralizante del país, y sí deben extremarse todas las otras medidas sanitarias para evitar la propagación de este virus, usando el aislamiento real de los contagiados. Más bien, que no pierda más el poco tiempo que le queda, para poner en marcha la economía del Perú; y que no permita cualquier daño que sus "camaradas ideológicos de género y contra la vida y la familia" pretendan intentar; no más daños a la moral nacional.
Nuestros presidentes no tienen la menor idea de lo que el país, en el momento en que asumen el cargo, necesita. ¡Pobre país! Ellos y sus asesores,totalmente perturbados por las más bizarras y anormales "ideologías" solamente piensan en aplicarlas, para el mayor daño de una nación formada, en su mayoría, por unas personas desprovistas de instrucción y educación suficientes para instalarse con equilibrio en el mundo contemporáneo. Y, puestos frente a la pandemia que perturba a los más competentes gobernantes, actúan con las más desatinadas e improvisadas medidas.
No se puede ni debe paralizar este país más. Ya se ha producido un daño mayor al Perú, que lo producido por sus peores enemigos. Hay que educar y obligar al mantenimiento de todas las medidas sanitarias. Más el aislamiento verdadero y serio de los contagiados.
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