Está bien, es su obligación, sólo que tendría que decirlo todo y junto. El aborto es un crimen muy grave. No es otra cosa que un homicidio (matar a un ser humano) y doloso (intencional): o sea un asesinato; y, además, de un familiar consanguíneo, y en primer grado: un parricidio. Y tiene todas las agravantes que son posibles: es por acción; no es accidental; es doloso (o intencional); es premeditado; con alevosía (contando con los medios para su ejecución segura); con ventaja (la víctima, inerme, no puede defenderse); a traición (la víctima no lo espera); con verdadero ensañamiento (provocando sufrimiento prolongado); y por una paga (codicia o lucro, al igual que lo haría un sicario). El homicidio como asesinato, tenía pena de muerte en el Antiguo Testamento. Y, en el Libro del Apocalipsis (XXII:15) está escrito que los asesinos no entrarán en el reino de Dios. El crimen del aborto debe ser descrito tal cual es, por completo; sin atenuantes ni disimulos.
No es un nuevo comentario. Es un complemento a mi comentario previo. Había omitido decir algo sobre el Juramento Hipocrático, obra del Padre de la Medicina Occidental, nacido hace 2,500 años en Cos (Grecia). Es autor de este Juramento, difundido en Roma por otro griego, no un discípulo suyo pero sí su seguidor, Galeno, durante los primeros tiempos de la Era Cristiana. Este Juramento ha sido respetado por la medicina occidental y la árabe hasta el presente. Ha tenido adaptaciones, primero en la llamada Declaración de Ginebra el año 1948, y otras posteriores, por la Asociación Médica Mundial, la última en el 2017. Siempre se mencionó específicamente la negativa al aborto, salvo la última en que afirma el compromiso de velar por el máximo respeto a la vida humana. Éticamente, está proscrito el aborto en el ejercicio de la Medicina.
Me doy cuenta que al escribir sobre esta forma de asesinato tan horrenda, había llegado a especificar que se llama parricidio. Éste sirve para denominar al asesinato de un pariente consanguíneo de la proximidad más grande, el llamado primer grado (padres o hijos); y este último, el de un hijo, tiene un nombre particular más preciso: filicidio. El aborto decidido o efectuado por los padres, viene a ser para ellos, un filicidio,
3 comentarios:
Está bien, es su obligación, sólo que tendría que decirlo todo y junto. El aborto es un crimen muy grave. No es otra cosa que un homicidio (matar a un ser humano) y doloso (intencional): o sea un asesinato; y, además, de un familiar consanguíneo, y en primer grado: un parricidio. Y tiene todas las agravantes que son posibles: es por acción; no es accidental; es doloso (o intencional); es premeditado; con alevosía (contando con los medios para su ejecución segura); con ventaja (la víctima, inerme, no puede defenderse); a traición (la víctima no lo espera); con verdadero ensañamiento (provocando sufrimiento prolongado); y por una paga (codicia o lucro, al igual que lo haría un sicario). El homicidio como asesinato, tenía pena de muerte en el Antiguo Testamento. Y, en el Libro del Apocalipsis (XXII:15) está escrito que los asesinos no entrarán en el reino de Dios. El crimen del aborto debe ser descrito tal cual es, por completo; sin atenuantes ni disimulos.
No es un nuevo comentario. Es un complemento a mi comentario previo. Había omitido decir algo sobre el Juramento Hipocrático, obra del Padre de la Medicina Occidental, nacido hace 2,500 años en Cos (Grecia). Es autor de este Juramento, difundido en Roma por otro griego, no un discípulo suyo pero sí su seguidor, Galeno, durante los primeros tiempos de la Era Cristiana. Este Juramento ha sido respetado por la medicina occidental y la árabe hasta el presente. Ha tenido adaptaciones, primero en la llamada Declaración de Ginebra el año 1948, y otras posteriores, por la Asociación Médica Mundial, la última en el 2017. Siempre se mencionó específicamente la negativa al aborto, salvo la última en que afirma el compromiso de velar por el máximo respeto a la vida humana. Éticamente, está proscrito el aborto en el ejercicio de la Medicina.
Me doy cuenta que al escribir sobre esta forma de asesinato tan horrenda, había llegado a especificar que se llama parricidio. Éste sirve para denominar al asesinato de un pariente consanguíneo de la proximidad más grande, el llamado primer grado (padres o hijos); y este último, el de un hijo, tiene un nombre particular más preciso: filicidio. El aborto decidido o efectuado por los padres, viene a ser para ellos, un filicidio,
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