Homilía del evangelio del Domingo XXVI, tiempo ordinario B, domingo 29 de septiembre.
3 comentarios:
Anónimo
dijo...
Los cristianos, y particularmente los católicos, debiéramos tener la firme certeza de quela nuestra es la religión verdaera. Respetamos a quienes, de buena fe, nacieron y crecieron en otras religiones monoteistas, pero debiéramos hacerles conocer la nuestra, porque fue la indicación del mismo Jesucristo a sus discípulos.
Se podría tratar de simpatizar con las eligiones monoteistas, como esfuerzos humanos para encontrar a Dios, sólo mientras no conozcan al Cristianismo. Hasta ahi no más. El mismo Jesús nos dijo que nadie podría llegar a su Padre, sino por ÉL Otras posturas, de demasiada condescendencia con las otras religiones, son sólo exceso de "buenismo".
Lo siento, pero debo reconocer, que aunque pudieran haber tenido como origen una búsqueda muy seria, Jesús nos dejó su Iglesia y la misión de divulgarla por el mundo.
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Los cristianos, y particularmente los católicos, debiéramos tener la firme certeza de quela nuestra es la religión verdaera. Respetamos a quienes, de buena fe, nacieron y crecieron en otras religiones monoteistas, pero debiéramos hacerles conocer la nuestra, porque fue la indicación del mismo Jesucristo a sus discípulos.
Se podría tratar de simpatizar con las eligiones monoteistas, como esfuerzos humanos para encontrar a Dios, sólo mientras no conozcan al Cristianismo. Hasta ahi no más. El mismo Jesús nos dijo que nadie podría llegar a su Padre, sino por ÉL Otras posturas, de demasiada condescendencia con las otras religiones, son sólo exceso de "buenismo".
Lo siento, pero debo reconocer, que aunque pudieran haber tenido como origen una búsqueda muy seria, Jesús nos dejó su Iglesia y la misión de divulgarla por el mundo.
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