Vizcarra habla y actua sin seriedad, sin madurez, sin ecuanimidad ni serenidad, y sin la responsabilidad mínima de un adulto equilibrado, y menos con la madurez y ponderación de un estadista patriota. Puede enturbiar la lucidez de algunos, o hasta no pocos, peruanos con la abrumadora, prolongada y costosísima (con dinero público) campaña publicitaria, pero no tanto: sólo un centenar de poco entusiastas "partidarios", y ninguno de los "fanáticos" políticos "izquierdosos" muy bien remunerados por el erario público (o aspirantes a ello), "salieron a la calle" como lo pidió su desconcertado pero obediente vocero.
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Vizcarra habla y actua sin seriedad, sin madurez, sin ecuanimidad ni serenidad, y sin la responsabilidad mínima de un adulto equilibrado, y menos con la madurez y ponderación de un estadista patriota. Puede enturbiar la lucidez de algunos, o hasta no pocos, peruanos con la abrumadora, prolongada y costosísima (con dinero público) campaña publicitaria, pero no tanto: sólo un centenar de poco entusiastas "partidarios", y ninguno de los "fanáticos" políticos "izquierdosos" muy bien remunerados por el erario público (o aspirantes a ello), "salieron a la calle" como lo pidió su desconcertado pero obediente vocero.
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