Ninguna autoridad civil puede intervenir en nada de lo que es potestatividad exclusiva de la Iglesia, Pero la Iglesia tiene que reconocer, al mismo tiempo, que no puede exponer al pueblo de Dios a ningún riesgo de enfermedad y muerte, aunque se encuentren disminuidos, todavía.
En muchos países ya se ha restablecido la vida social; se han abierto centros comerciales, colegios, peluquerías, playas, librerías, bodegas, galerías pero los templos siguen cerrados.
El Cardenal Sarah es uno de los católicos más sobresalientes de la actualidad; tanto que es uno de los que gozan de especial estima de Benedicto XVI; es uno de los mayores expertos en liturgia, y ha hablado con la más noble de las intenciones. Pero, no quisiera ver que, por seguirlo, una sola persona se enfermara gravemente o muriera, porque un portador (o peor, un enfermo) sin saberlo (o por imprudencia) expusiera a otros a la enfermedad (y ello sería posible en numerosas ocasiones). La Iglesia no debiera exponerse a las, de seguro, no pocas acusaciones malintencionadas.
4 comentarios:
Ninguna autoridad civil puede intervenir en nada de lo que es potestatividad exclusiva de la Iglesia, Pero la Iglesia tiene que reconocer, al mismo tiempo, que no puede exponer al pueblo de Dios a ningún riesgo de enfermedad y muerte, aunque se encuentren disminuidos, todavía.
¿Es más peligroso estar en una Iglesia con un aforo reducido por menos de una hora, o en un avión por más varias horas con aire acondicionado?
En muchos países ya se ha restablecido la vida social; se han abierto centros comerciales, colegios, peluquerías, playas, librerías, bodegas, galerías pero los templos siguen cerrados.
El Cardenal Sarah es uno de los católicos más sobresalientes de la actualidad; tanto que es uno de los que gozan de especial estima de Benedicto XVI; es uno de los mayores expertos en liturgia, y ha hablado con la más noble de las intenciones. Pero, no quisiera ver que, por seguirlo, una sola persona se enfermara gravemente o muriera, porque un portador (o peor, un enfermo) sin saberlo (o por imprudencia) expusiera a otros a la enfermedad (y ello sería posible en numerosas ocasiones). La Iglesia no debiera exponerse a las, de seguro, no pocas acusaciones malintencionadas.
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