Una vez más, reiteradamente, la Iglesia cumple con su obligación de defender la vida. No al asesinato ni la sistencia al suicidio. Están como parte muy importante del Juramento Médico desde lo más antiguo de la civilización. Y, por favor, no cometamos el error de llamarlos eutanasia, como sr está usando impropiamente desde hace un tiempo.
No debiera ser necesario repetir una posición que debiera estar enreaizada muy profundamente en el alma de todos los católicos desde siempre, como aparece en el Catecismo de S.Juan Pablo II. la spsrición de nuevas reiteraciones hace que se piense que pudieran estar surgiendo posiciones discrepantes, por lo que es muy conveniente hacerlo. Se reuiere mucha firmeza al recordar que la postura de la Iglesia es firme y nada nueva.
A los políticos, médicos y religiosos que pudieran estar involucrados en ya sea al pensamiento, la posición o la conducta equivocadas, los pastores deben recurrir con el consejo, la exortación o la amonestación apropiadas, prudentes y graduales, hasta donde sea necesario; y no callar por completo como única respuesta.
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Una vez más, reiteradamente, la Iglesia cumple con su obligación de defender la vida. No al asesinato ni la sistencia al suicidio. Están como parte muy importante del Juramento Médico desde lo más antiguo de la civilización. Y, por favor, no cometamos el error de llamarlos eutanasia, como sr está usando impropiamente desde hace un tiempo.
No debiera ser necesario repetir una posición que debiera estar enreaizada muy profundamente en el alma de todos los católicos desde siempre, como aparece en el Catecismo de S.Juan Pablo II. la spsrición de nuevas reiteraciones hace que se piense que pudieran estar surgiendo posiciones discrepantes, por lo que es muy conveniente hacerlo. Se reuiere mucha firmeza al recordar que la postura de la Iglesia es firme y nada nueva.
A los políticos, médicos y religiosos que pudieran estar involucrados en ya sea al pensamiento, la posición o la conducta equivocadas, los pastores deben recurrir con el consejo, la exortación o la amonestación apropiadas, prudentes y graduales, hasta donde sea necesario; y no callar por completo como única respuesta.
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