Esto no es más que una confirmación de lo que ya era conocido por muchos, y desde su inicio (primero en Moquegua, para ser continuado en Lima, comenzando desde la vice-presidencia).Muchos de los que lo sabían, callaban sea por sólo resignación o temor, y otros porque eran los beneficiarios o copartícipes de la corrupción. Muchos desean que este delito sea sancionado, tanto por lo que es en sí como por el escándalo nacional e internacional que nos acarrea como país, uestra patria, que deseamos honorable y respetada en el concierto de las naciones; a otros ya no les importa ("no tenemos cura", "somos un país con historia de viveza y corrupción de 200 años de antiguedad", "todos nuestros últimos presidentes están acusados de lo mismo, y no pocos siguen disfrutando de prebendas y gollorías sin problemas"). Pero esto debe terminar de una buena vez. Con la sanción respectiva cumplida, no nos debe ir peor, sino al contrario, en el manejo de la epidemia y de las crisis social y económica que vivimos.
Con esta investigación complementaria, no debe quedar dudas ni remilgos para una sanción ejemplar. Nadie, y menos personajes como éstos (todos aquellos que resulten culpables y responsables) debe dejar de ser castigados igualmente. Que lleguemos al bicentenario de la independencia siquiera con el esbozo de una nación que quiere no sólo parecer, sino serlo, por lo menos, como digna y respetable.
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Esto no es más que una confirmación de lo que ya era conocido por muchos, y desde su inicio (primero en Moquegua, para ser continuado en Lima, comenzando desde la vice-presidencia).Muchos de los que lo sabían, callaban sea por sólo resignación o temor, y otros porque eran los beneficiarios o copartícipes de la corrupción. Muchos desean que este delito sea sancionado, tanto por lo que es en sí como por el escándalo nacional e internacional que nos acarrea como país, uestra patria, que deseamos honorable y respetada en el concierto de las naciones; a otros ya no les importa ("no tenemos cura", "somos un país con historia de viveza y corrupción de 200 años de antiguedad", "todos nuestros últimos presidentes están acusados de lo mismo, y no pocos siguen disfrutando de prebendas y gollorías sin problemas"). Pero esto debe terminar de una buena vez. Con la sanción respectiva cumplida, no nos debe ir peor, sino al contrario, en el manejo de la epidemia y de las crisis social y económica que vivimos.
Con esta investigación complementaria, no debe quedar dudas ni remilgos para una sanción ejemplar. Nadie, y menos personajes como éstos (todos aquellos que resulten culpables y responsables) debe dejar de ser castigados igualmente. Que lleguemos al bicentenario de la independencia siquiera con el esbozo de una nación que quiere no sólo parecer, sino serlo, por lo menos, como digna y respetable.
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