Existe el derecho a manifestarse públicamente, pero en una forma civilizada, respetuosa del orden público y los derechos ajenos. No es fácil, requiere un alto grado de civismo y de consideración por el prójimo, aparte de una real justificación para la manifestación callejera, cuando pudieran bastar otras formas de hacerlo. Se presta a que el orden pretendido sea desbordado por las pasiones o por agitadores de la misma organización o infiltrados, y que además pudiera recurrirse a instrumentos para provocar daños personales y/o a bienes públicos y privados. Una vez autorizadas, si es que lo han solicitado, debe haber presencia de una fuerza policial especializada y con recursos tanto para evitar como controlar desmanes apropiadamente. En nuestro país, muy poco de esto sucede, y desde la génesis de las "marchas".
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Existe el derecho a manifestarse públicamente, pero en una forma civilizada, respetuosa del orden público y los derechos ajenos. No es fácil, requiere un alto grado de civismo y de consideración por el prójimo, aparte de una real justificación para la manifestación callejera, cuando pudieran bastar otras formas de hacerlo. Se presta a que el orden pretendido sea desbordado por las pasiones o por agitadores de la misma organización o infiltrados, y que además pudiera recurrirse a instrumentos para provocar daños personales y/o a bienes públicos y privados. Una vez autorizadas, si es que lo han solicitado, debe haber presencia de una fuerza policial especializada y con recursos tanto para evitar como controlar desmanes apropiadamente. En nuestro país, muy poco de esto sucede, y desde la génesis de las "marchas".
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