En realidad, no se necesita ser un experto en bio-ética, para rechazar tanto el suicidio asistido como el asesinato de un enfermo, por terminal que fuere su condición. Basta ser una persona bien centrada, bien formada, con una inteligencia elemental, noble y justa, libre de perversidades, para rechazar estos crímenes, que se pretende disimular hipócritamente bajo el nombre robado de "eutanasia".
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En realidad, no se necesita ser un experto en bio-ética, para rechazar tanto el suicidio asistido como el asesinato de un enfermo, por terminal que fuere su condición. Basta ser una persona bien centrada, bien formada, con una inteligencia elemental, noble y justa, libre de perversidades, para rechazar estos crímenes, que se pretende disimular hipócritamente bajo el nombre robado de "eutanasia".
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