Un enfoque brillante sobre el aborto, por esta Santa. Un aborto no soluciona nada; además del delito de asesinato de un débil entre los más débiles de los seres vivientes; con los sentimientos de la culpabilidad y de la angustia más grandes para la madre, y no sabemos si del también culpable padre, al que no se le suele involucrar en el delito, y quién a su vez podrá ser responsable de otras gestaciones y de otros abortos; y con la más grande irresponsabilidad criminal final de todos aquellos que participan en el proceso de este delito (comenzando por los gobiernos y todas las autoridades, desde las más altas y de todo tipo). Quienes permiten y hasta promueven este crimen, ya multiplicado por millones, son también fáciles culpables de toda clase de otras matanzas, como genocidios y guerras, y - por tanto - no promueven la paz, la primera obligación de todo aquel que tiene responsabilidades de gobernante y de las naciones líderes mundiales; tendrán que dar cuenta, algún día, de esto.
No fue un atrevimiento, fue el cumplimiento - serio y honesto - de una grave obligación que le incumbía a esta santa mujer, ante el hombre más poderoso del mundo occidental, que - además - se consideraba, al mismo tiempo, el líder y el abanderado de la civilización occidental y del mundo libre.
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Un enfoque brillante sobre el aborto, por esta Santa. Un aborto no soluciona nada; además del delito de asesinato de un débil entre los más débiles de los seres vivientes; con los sentimientos de la culpabilidad y de la angustia más grandes para la madre, y no sabemos si del también culpable padre, al que no se le suele involucrar en el delito, y quién a su vez podrá ser responsable de otras gestaciones y de otros abortos; y con la más grande irresponsabilidad criminal final de todos aquellos que participan en el proceso de este delito (comenzando por los gobiernos y todas las autoridades, desde las más altas y de todo tipo). Quienes permiten y hasta promueven este crimen, ya multiplicado por millones, son también fáciles culpables de toda clase de otras matanzas, como genocidios y guerras, y - por tanto - no promueven la paz, la primera obligación de todo aquel que tiene responsabilidades de gobernante y de las naciones líderes mundiales; tendrán que dar cuenta, algún día, de esto.
No fue un atrevimiento, fue el cumplimiento - serio y honesto - de una grave obligación que le incumbía a esta santa mujer, ante el hombre más poderoso del mundo occidental, que - además - se consideraba, al mismo tiempo, el líder y el abanderado de la civilización occidental y del mundo libre.
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