No se puede ser ambas cosas, feminista (se entiende extrema, no sólo una defensora de los derechos femeninos) y,simultáneamente; una católica practicante, porque sería incongruente. Todos los católicos defendemos los derechos cívicos y ciudadanos femeninos, como igualdad ciudadana con los varones; derecho a educarse, en todos los niveles, a elegir y ser elegida políticamente, a laborar, a comprar y poseer al igual que los varones, etc. El feminismo extremista pretende lo que son aspraciones ilícitas (para todos) como un "derecho" al aborto y otras aberraciones.
2 comentarios:
No se puede ser ambas cosas, feminista (se entiende extrema, no sólo una defensora de los derechos femeninos) y,simultáneamente; una católica practicante, porque sería incongruente. Todos los católicos defendemos los derechos cívicos y ciudadanos femeninos, como igualdad ciudadana con los varones; derecho a educarse, en todos los niveles, a elegir y ser elegida políticamente, a laborar, a comprar y poseer al igual que los varones, etc. El feminismo extremista pretende lo que son aspraciones ilícitas (para todos) como un "derecho" al aborto y otras aberraciones.
Una mente sana católica no puede ser, al mismo tiempo, una feminista patológica.
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