Comentario del evangelio del Domingo III de Cuaresma, ciclo C, domingo 23 de marzo.
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
Me gustaría, muy humildemente, proponer una interpretación diferente para esta parábola. No es que nosotros seamos el patrón impaciente que quiere cosechar, pronto y en abundancia. Más bien somos los árboles, algunos de los cuales no dan ni un fruto a pesar de los cuidados que se nos prodiga, y estamos en peligro de ser derribados y servir para leña. El paciente, y bondadoso labriego, que en otras parábolas vendría a ser "el buen pastor", se desvive y se esmera para lograr que todos los árboles a su cuidado fructifiquemos y así nos salvemos de merecer la "muerte", ¿Qué les parece a quienes tienen más y mejor criterio?=?
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Me gustaría, muy humildemente, proponer una interpretación diferente para esta parábola. No es que nosotros seamos el patrón impaciente que quiere cosechar, pronto y en abundancia. Más bien somos los árboles, algunos de los cuales no dan ni un fruto a pesar de los cuidados que se nos prodiga, y estamos en peligro de ser derribados y servir para leña. El paciente, y bondadoso labriego, que en otras parábolas vendría a ser "el buen pastor", se desvive y se esmera para lograr que todos los árboles a su cuidado fructifiquemos y así nos salvemos de merecer la "muerte", ¿Qué les parece a quienes tienen más y mejor criterio?=?
Escuche nuevamente al Padre Paniagua que explica muy bien el evangelio.
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