Nadie debiera considerar honesto o lícito que pudiera "celebrarse" un día como éste. Las condiciones LGTB... son penosas y muy tristes condiciones humanas, reales anormalidades, no quisiera añadir ni tampoco generalizar perversiones o pecados, dignas de conmiseración; y que debieran merecer un dedicado esfuerzo humanitario de parte de Médicos que se dedicaran a ellas, para ayudar a todos aquellos que las padecen y su entorno a lidiar con ellas. De la sociedad toda, ellos merecen igual consideración y trato, pero no convertirlas en ferias, ni inhumanos y chabacanos carnavales.
Las celebraciones de este errado y malsano "orgullo", no son otra cosa que las fiestas de la ostentación del escándalo, la perversión y el pecado en todos sus extremos.
Nada hay de digno ni de decente, por no decir de virtuoso o inocente en estas verdaderas exaltaciones y ostentaciones escandalosas del pecado, el vicio y la perversión. Dios merece un desagravio por tanta ofensa pecaminosa. Nada tienen ni de saludables ni de morales. Dios puede perdonar el pecado pero no el escándalo.
Son tan desvergonzados como los miembros escandalosos de los LGBT..., aquellos que los empujan a mostrarse "orgullosamente" como si sus tristes condiciones lo justificaran. Y en aquellos, el delito y el pecado son más graves y merecen mayores castigos.
Muy ciertamente y de manera rotunda. Al igual que auspiciarlo, o como permitir y facilitar sus presentaciones públicas escandalosas. Añadiría que no sólo es hacer apología sino cooperar y participar del pecado.
8 comentarios:
Clarísimo, y totalmente de acuerdo.
Cierto, honesto y claro. No se debe tomar como un "carnaval divertido" mas.
Nadie debiera considerar honesto o lícito que pudiera "celebrarse" un día como éste. Las condiciones LGTB... son penosas y muy tristes condiciones humanas, reales anormalidades, no quisiera añadir ni tampoco generalizar perversiones o pecados, dignas de conmiseración; y que debieran merecer un dedicado esfuerzo humanitario de parte de Médicos que se dedicaran a ellas, para ayudar a todos aquellos que las padecen y su entorno a lidiar con ellas. De la sociedad toda, ellos merecen igual consideración y trato, pero no convertirlas en ferias, ni inhumanos y chabacanos carnavales.
Las celebraciones de este errado y malsano "orgullo", no son otra cosa que las fiestas de la ostentación del escándalo, la perversión y el pecado en todos sus extremos.
Nada hay de digno ni de decente, por no decir de virtuoso o inocente en estas verdaderas exaltaciones y ostentaciones escandalosas del pecado, el vicio y la perversión. Dios merece un desagravio por tanta ofensa pecaminosa. Nada tienen ni de saludables ni de morales. Dios puede perdonar el pecado pero no el escándalo.
Son tan desvergonzados como los miembros escandalosos de los LGBT..., aquellos que los empujan a mostrarse "orgullosamente" como si sus tristes condiciones lo justificaran. Y en aquellos, el delito y el pecado son más graves y merecen mayores castigos.
Muy ciertamente y de manera rotunda. Al igual que auspiciarlo, o como permitir y facilitar sus presentaciones públicas escandalosas. Añadiría que no sólo es hacer apología sino cooperar y participar del pecado.
Diría que es apoyar el pecado, ser cómplice de él.
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