No existe pretexto que valga para justificar la muerte de tantos abnegados servidores de la humanidad (de la salud, personal de seguridad, sacerdotes), entregando sus vidas desprotegidamente y, cuando ya enfermos, tratados tardía e insuficientemente. Los responsables merecen las sanciones mayores, no sólo morales.
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No existe pretexto que valga para justificar la muerte de tantos abnegados servidores de la humanidad (de la salud, personal de seguridad, sacerdotes), entregando sus vidas desprotegidamente y, cuando ya enfermos, tratados tardía e insuficientemente. Los responsables merecen las sanciones mayores, no sólo morales.
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