Muy lamentable. Terriblemente lamentable. Aún con las cifras que el gobierno reconoce como reales, tanto en el costo de vidas humanas, como en el económico (tanto estatal como privado), Basta de continuar pretendiendo engañarnos, sólo con fines políticos subalternos e innobles, basta de accionar incompetente y corrupto. Se necesita llamar a ciudadanos conocedores, competentes, patriotas; y no a los camaradas amigotes. El Perú no se merece esto.
Duele aceptarlo, pero los peruanos hemos permitido que sucesivos ineptos, no amantes de esta patria, sin visión ni previsión, y corruptos además, se hallan adueñado del poder a lo largo de los últimos ocho años. Aquí está sólo una parte de las consecuencias.
Se suele decir, frente a circunstancias como ésta, de repetida incompetencia para enfrentar desastres, aparte de para gobernar, que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen; pero quisiera pensar que las ingenuas y crédulas gentes de esta tierra se han dejado seducir por pícaros y muy inescrupulosos aventureros, y que no aprendemos; si no contemplemos lo acabamos de hacer al elegir este último parlamento.
4 comentarios:
Muy lamentable. Terriblemente lamentable. Aún con las cifras que el gobierno reconoce como reales, tanto en el costo de vidas humanas, como en el económico (tanto estatal como privado), Basta de continuar pretendiendo engañarnos, sólo con fines políticos subalternos e innobles, basta de accionar incompetente y corrupto. Se necesita llamar a ciudadanos conocedores, competentes, patriotas; y no a los camaradas amigotes. El Perú no se merece esto.
Duele aceptarlo, pero los peruanos hemos permitido que sucesivos ineptos, no amantes de esta patria, sin visión ni previsión, y corruptos además, se hallan adueñado del poder a lo largo de los últimos ocho años. Aquí está sólo una parte de las consecuencias.
Se suele decir, frente a circunstancias como ésta, de repetida incompetencia para enfrentar desastres, aparte de para gobernar, que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen; pero quisiera pensar que las ingenuas y crédulas gentes de esta tierra se han dejado seducir por pícaros y muy inescrupulosos aventureros, y que no aprendemos; si no contemplemos lo acabamos de hacer al elegir este último parlamento.
Ojalá que esto no termine siendo una tragedia y ruina nacional peor que la que nos dejó la Guerra del Pacífico.
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