El propio fracaso en la conducción de la epidemia, algo que no era fácil en su objetivo final, pero que sí pudo haberse logrado en la conducción (que hubiera asistencia médica apropiada, capacidad de hospitalización suficientte, trato compasivo y humanitario digno y para todos los sufrientes y sus familiares) y no consiguió por falta de previsión, reacción lenta, leninidad, desidia y una falta de cpmpasión y sentimientos humanitarios, ha desembocado en otra falla y error: pretender echarle la culpa a los demás. Eran necesarias, y no hoy sino desde un principio, la educación y todas las medidas para la prevención, como campañas de intervención y de educación apropiadas a los diferentes grupos de población, por edades y nivel educativo.
Hay mucha frustración en Vizcarra ante sus casi nulos resultados en el manejo de la epidemia,y, peor, de sus consecuencias económicas y sociales. Busca a quienes echar la culpa: los demás. Grave error, que haga un seio examen de conciencia, y pida perdón: a todas las víctimas y a Dios.
El pobre pueblo peruano no es cómplice de esta epidemia, al menos en lo que podríamos decir conscientemente; es, más bien, víctima de la ignorancia en que lo mantiene sumido un gobierno que ha dilapidado muchos millones en publicitar su imagen, no en advertir, prevenir, educar, distribuir máscaras, alimentos, medicinas, camas hospitalarias, oxígeno, etc., etc.
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El propio fracaso en la conducción de la epidemia, algo que no era fácil en su objetivo final, pero que sí pudo haberse logrado en la conducción (que hubiera asistencia médica apropiada, capacidad de hospitalización suficientte, trato compasivo y humanitario digno y para todos los sufrientes y sus familiares) y no consiguió por falta de previsión, reacción lenta, leninidad, desidia y una falta de cpmpasión y sentimientos humanitarios, ha desembocado en otra falla y error: pretender echarle la culpa a los demás. Eran necesarias, y no hoy sino desde un principio, la educación y todas las medidas para la prevención, como campañas de intervención y de educación apropiadas a los diferentes grupos de población, por edades y nivel educativo.
Hay mucha frustración en Vizcarra ante sus casi nulos resultados en el manejo de la epidemia,y, peor, de sus consecuencias económicas y sociales. Busca a quienes echar la culpa: los demás. Grave error, que haga un seio examen de conciencia, y pida perdón: a todas las víctimas y a Dios.
El pobre pueblo peruano no es cómplice de esta epidemia, al menos en lo que podríamos decir conscientemente; es, más bien, víctima de la ignorancia en que lo mantiene sumido un gobierno que ha dilapidado muchos millones en publicitar su imagen, no en advertir, prevenir, educar, distribuir máscaras, alimentos, medicinas, camas hospitalarias, oxígeno, etc., etc.
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