Una mortandad terrible, no reconocida por el gobierno. ¿Por qué? Porque tienen la conciencia muy sucia nuestros gobernantes; no quieren reconocer su tremenda culpabilidad, y pretenden seguir disfrutando, todo lo que puedan, del poder y de todo lo que él implica, como los recursos públicos, para todos ellos y sus allegados. y no tienen ni remordimiento, ni verguenza pública, ni propósito de enmienda. Y hasta sueñan con perpetuarse en esta embriaguez.
La confirmaciòn nacional de los resultados tan graves del incompetente manejo de la epidemia por el gobierno peruano, dados a conocer semanas atrás por no una sino varias serias fuentes internacionales, sirve para revelarnos lo mal que se ha actuado y las muy preocupantes consecuencias económicas y sociales que esto ha acarreado y que debemos sufrir quizá por no pocos años. Esto, que causa un grave deterioro del prestigio gubernamental, con la caída total del gabinete ministerial. se pretendió ocultar, pero no enmendar, por la cúpula que se ha apoderado del país. Abramos los ojos y pongamos mucha atención a lo que se quiere hacer ahora, aparte de premiar a los responsables con mayores prebendqas (¡el colmo del menosprecio a la opinión pública y al sufrido pueblo peruano!).
Por la "habilidad" de nuestro gobierno, con todos sus ejecutivos unidos y con total responsabilidad, en el manejo de la epidemia, el Perú es objeto de los titulares en muchos periódicos y noticieros del mundo entero, junto con los análisis correspondientes para explicar lo sucedido, como sus trágicas y muy lamentables consecuencias. Igualmente, de la compasión que ha despertado.
Esto debiera ser un remezón para Vizcarra y compañía, para llamarlo de alguna manera, para que deje de atentar tanto contra el Perú. Ya han hecho demasiado daño. Ahora quieren servir a sus jefes castro-chavo-maduristas, enviando a su nada noble ni honorable mentor Zeballos a vivir como un magnate en los Estados Unidos, a órdenes de la Habana; mientra en el Perú más empobrecido, hay no pocos que mueren por la epidemia y el hambre. ¡Viva la robolución!
4 comentarios:
Una mortandad terrible, no reconocida por el gobierno. ¿Por qué? Porque tienen la conciencia muy sucia nuestros gobernantes; no quieren reconocer su tremenda culpabilidad, y pretenden seguir disfrutando, todo lo que puedan, del poder y de todo lo que él implica, como los recursos públicos, para todos ellos y sus allegados. y no tienen ni remordimiento, ni verguenza pública, ni propósito de enmienda. Y hasta sueñan con perpetuarse en esta embriaguez.
La confirmaciòn nacional de los resultados tan graves del incompetente manejo de la epidemia por el gobierno peruano, dados a conocer semanas atrás por no una sino varias serias fuentes internacionales, sirve para revelarnos lo mal que se ha actuado y las muy preocupantes consecuencias económicas y sociales que esto ha acarreado y que debemos sufrir quizá por no pocos años. Esto, que causa un grave deterioro del prestigio gubernamental, con la caída total del gabinete ministerial. se pretendió ocultar, pero no enmendar, por la cúpula que se ha apoderado del país. Abramos los ojos y pongamos mucha atención a lo que se quiere hacer ahora, aparte de premiar a los responsables con mayores prebendqas (¡el colmo del menosprecio a la opinión pública y al sufrido pueblo peruano!).
Por la "habilidad" de nuestro gobierno, con todos sus ejecutivos unidos y con total responsabilidad, en el manejo de la epidemia, el Perú es objeto de los titulares en muchos periódicos y noticieros del mundo entero, junto con los análisis correspondientes para explicar lo sucedido, como sus trágicas y muy lamentables consecuencias. Igualmente, de la compasión que ha despertado.
Esto debiera ser un remezón para Vizcarra y compañía, para llamarlo de alguna manera, para que deje de atentar tanto contra el Perú. Ya han hecho demasiado daño. Ahora quieren servir a sus jefes castro-chavo-maduristas, enviando a su nada noble ni honorable mentor Zeballos a vivir como un magnate en los Estados Unidos, a órdenes de la Habana; mientra en el Perú más empobrecido, hay no pocos que mueren por la epidemia y el hambre. ¡Viva la robolución!
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