Ni el mismo Presidente, ni su Consejo de Ministros, por sí solos, tienen la mínima autoridad moral ni profesional para decir una palabra sobre el manejo de la pandemia que ha servido para que las mayores imaginables incompetencia y corrupción destrozen al Perú. Estamos hartos de haber escuchado las insulsas, incoherentes, llenas de lugares comunas y mentiras, promesas incumplidas, e interminables conferencias de Vixarra y "sus muchachos". La única que debiera hablar, con sinceridad, humildad, pidiendo perdón y renunciando, en nombre de todos sus acompañantes es la Srta. Mazetti. Ya estamos ante el reavivamiento de una epidemia que en ningún momento de apagó; y ahora exacerbada por las revueltas y "luchas patrióticas", no marchas cívicas, para tratar de salvar a Vizcarra, y ahora para destruir la esperanza de tener una agroindustria.
Todos ellos no están calificados para ofrecer ninguna medida útil. Que pidan a alguien con solvencias moral y profesional suficientes, que se haga cargo y que ellos obedezcan. Que no llamen a "asesores" incompetentes y perversos, del círculo de sus amistades.
Las principales medidas sanitarias debieron haber mantenido el uso de máscaras apropiadas (que se anunció haberse adquirido en grandes cantidades), mantener el distanciamiento personal, evitar aglomeraciones (desde las procesiones de carácter religioso, espectáculos deportivos y, mucho peor, "marchas" en nada cívicas sino más bien tumultuosas revueltas que los propios responsables de ellas llamaron, sin nigún rubor "luchas sociales"). Nada de esto se hizo. Los responsables quedaron muy satisfechos por los desórdenes; y las víctimas entre sus seguidores han sido llamados, irresponsablemente "héroes nacionales". Y, ahora las medidas recomendadas resultan tardías, pues han ocurrido nuevas revueltas, siguiendo el modelo, en carreteras por todo el país.
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Ni el mismo Presidente, ni su Consejo de Ministros, por sí solos, tienen la mínima autoridad moral ni profesional para decir una palabra sobre el manejo de la pandemia que ha servido para que las mayores imaginables incompetencia y corrupción destrozen al Perú. Estamos hartos de haber escuchado las insulsas, incoherentes, llenas de lugares comunas y mentiras, promesas incumplidas, e interminables conferencias de Vixarra y "sus muchachos". La única que debiera hablar, con sinceridad, humildad, pidiendo perdón y renunciando, en nombre de todos sus acompañantes es la Srta. Mazetti. Ya estamos ante el reavivamiento de una epidemia que en ningún momento de apagó; y ahora exacerbada por las revueltas y "luchas patrióticas", no marchas cívicas, para tratar de salvar a Vizcarra, y ahora para destruir la esperanza de tener una agroindustria.
Todos ellos no están calificados para ofrecer ninguna medida útil. Que pidan a alguien con solvencias moral y profesional suficientes, que se haga cargo y que ellos obedezcan. Que no llamen a "asesores" incompetentes y perversos, del círculo de sus amistades.
Las principales medidas sanitarias debieron haber mantenido el uso de máscaras apropiadas (que se anunció haberse adquirido en grandes cantidades), mantener
el distanciamiento personal, evitar aglomeraciones (desde las procesiones de carácter religioso, espectáculos deportivos y, mucho peor, "marchas" en nada cívicas sino más bien tumultuosas revueltas que los propios responsables de ellas llamaron, sin nigún rubor "luchas sociales"). Nada de esto se hizo. Los responsables quedaron muy satisfechos por los desórdenes; y las víctimas entre sus seguidores han sido llamados, irresponsablemente "héroes nacionales". Y, ahora las medidas recomendadas resultan tardías, pues han ocurrido nuevas revueltas, siguiendo el modelo, en carreteras por todo el país.
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