Muy bien dicho. Y no es la primera autoridad eclesiástica en hacerlo, Por ser algo no privado, sino del más amplio conocimiento público, no debiera esr motivo de escándalo el que cualquier Sacerdote le niegue la recepción de la Sagrada Comunión, cuando intente recibirla.
No es un sacrilegio porque lo declare una autoridad de la Iglesia. Toddos los católicos, desde el día que reciben la Primera Comunión, también recibieron la información de que hay estar en Estado de Gracia para poder comulgar. El hecho de comulgar sin este estado constituye un Sacrilegio; tanto más grave si lo acompaña el escándalo de que quien lo hace, como sus actividades, son de una persona pública; esto justifica el que una autoridad eclesiástica hasta deba hacer la aclaración, para que no sea considerado una tolerancia.
Ciertamente, el comulgar no estando en estado de gracia es un sacrilegio para cualquier católico. Cuando esto lo hace una persona conocida públicamente y, además en presencia de otras muchas personas y de medios de prensa que lo van a publicar, como cuando lo hace un Presidente, entonces - además - constituye un real y verdadero escándalo; y por consiguiente, si las autoridades de la Iglesia callaran, sería mucho peor; por ello es correcto lo que ha hecho este Cardenal.
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Muy bien dicho. Y no es la primera autoridad eclesiástica en hacerlo, Por ser algo no privado, sino del más amplio conocimiento público, no debiera esr motivo de escándalo el que cualquier Sacerdote le niegue la recepción de la Sagrada Comunión, cuando intente recibirla.
No es un sacrilegio porque lo declare una autoridad de la Iglesia. Toddos los católicos, desde el día que reciben la Primera Comunión, también recibieron la información de que hay estar en Estado de Gracia para poder comulgar. El hecho de comulgar sin este estado constituye un Sacrilegio; tanto más grave si lo acompaña el escándalo de que quien lo hace, como sus actividades, son de una persona pública; esto justifica el que una autoridad eclesiástica hasta deba hacer la aclaración, para que no sea considerado una tolerancia.
Ciertamente, el comulgar no estando en estado de gracia es un sacrilegio para cualquier católico. Cuando esto lo hace una persona conocida públicamente y, además en presencia de otras muchas personas y de medios de prensa que lo van a publicar, como cuando lo hace un Presidente, entonces - además - constituye un real y verdadero escándalo; y por consiguiente, si las autoridades de la Iglesia callaran, sería mucho peor; por ello es correcto lo que ha hecho este Cardenal.
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