10 MILLONES DE PEREGRINOS HAN LLEGADO A ROMA EN LO QUE VA DEL AÑO PARA EL JUBILEO
5 comentarios:
Anónimo
dijo...
Asombroso. Pensaba, y debo estar en lo correcto, que la inmensa mayoría de los católicos se limitaría a la asistencia virtual, pero en realidad, todavía y felizmente, somos muchisimos los católicos del mundo.
Podría colaborar añadiendo que, por estudios de hace dos años, 1923, el número de los católicos en el mundo exceden los 1,400 millones; y que, por consiguiente, todavía no ha llegado a Roma, este año, ni el 1% de todos los católicos del mundo.
No espere que viaje el 100% de los católicos del mundo. Como dice el video, se esperaba para este año 30 millones, y al 30 mayo han llegado un poco más de un tercio de lo que se esperaba.
Totalmente creible, porque podría asistir un número tan grande, que crearía un gravísimo problema de alojamiento, bo sólo para Roma, sino para Ytalia toda (o hasta para Europa).
Sólo añadiría que desearía que la emoción que embarga a cada uno y todos los asistentes al Vaticano, sea el reflejo de una auténtica conversión, no en sentimiento emocional momentáneo o pasajero.
5 comentarios:
Asombroso. Pensaba, y debo estar en lo correcto, que la inmensa mayoría de los católicos se limitaría a la asistencia virtual, pero en realidad, todavía y felizmente, somos muchisimos los católicos del mundo.
Podría colaborar añadiendo que, por estudios de hace dos años, 1923, el número de los católicos en el mundo exceden los 1,400 millones; y que, por consiguiente, todavía no ha llegado a Roma, este año, ni el 1% de todos los católicos del mundo.
No espere que viaje el 100% de los católicos del mundo. Como dice el video, se esperaba para este año 30 millones, y al 30 mayo han llegado un poco más de un tercio de lo que se esperaba.
Totalmente creible, porque podría asistir un número tan grande, que crearía un gravísimo problema de alojamiento, bo sólo para Roma, sino para Ytalia toda (o hasta para Europa).
Sólo añadiría que desearía que la emoción que embarga a cada uno y todos los asistentes al Vaticano, sea el reflejo de una auténtica conversión, no en sentimiento emocional momentáneo o pasajero.
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