PPK jamás imaginó, ni en la más perversa de sus pesadillas, que podría hacer el peor de los daños posibles al Perú, la nación a la que tanto debía y la que lo estaba honrando con la más alta de sus dignidades, nombrando como primer vicepresidente de su "plancha de candidatos" a un taimado "paisanito incapaz de matar una mosca" como Vizcarra. Ignoraba, alguien con tanto recorrido como él, el curriculo que el ex-gobernador de Moquegua tenía a cuestas, la verdadera ideología de castro-chavo-madurismo que ocultaba ante la nación, y sus ambiciones secretas (que jamás pensó podrían llegar a hacerse realidad) y a las que hoy se está acercando tanto como se lo están permitiendo todos aquellos que teniendo los cargos y la autoridad suficientes para decirle ¡alto y basta!, irresponsable y cobardemente, no lo hacen por temor o hasta complicidad. Toda la turba marxista o marxistoide, los homosexuales de toda laya, los corruptos y oportunistas de siempre, nacionales o extranjeros, lo acompañan. ¡Que le Señor de los Milagros salve al Perú!; aunque este trabajo no debe depender del cielo exclusivamente, sino de los propios peruanos que tienen que abrir los ojos ante tanta perversidad.
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PPK jamás imaginó, ni en la más perversa de sus pesadillas, que podría hacer el peor de los daños posibles al Perú, la nación a la que tanto debía y la que lo estaba honrando con la más alta de sus dignidades, nombrando como primer vicepresidente de su "plancha de candidatos" a un taimado "paisanito incapaz de matar una mosca" como Vizcarra. Ignoraba, alguien con tanto recorrido como él, el curriculo que el ex-gobernador de Moquegua tenía a cuestas, la verdadera ideología de castro-chavo-madurismo que ocultaba ante la nación, y sus ambiciones secretas (que jamás pensó podrían llegar a hacerse realidad) y a las que hoy se está acercando tanto como se lo están permitiendo todos aquellos que teniendo los cargos y la autoridad suficientes para decirle ¡alto y basta!, irresponsable y cobardemente, no lo hacen por temor o hasta complicidad. Toda la turba marxista o marxistoide, los homosexuales de toda laya, los corruptos y oportunistas de siempre, nacionales o extranjeros, lo acompañan. ¡Que le Señor de los Milagros salve al Perú!; aunque este trabajo no debe depender del cielo exclusivamente, sino de los propios peruanos que tienen que abrir los ojos ante tanta perversidad.
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