No es una participación usual de la jerarquía eclesiástica, intervenir en el campo de la política de un país; pero se presentan circunstancias realmente de trascendencia histórica que obigan a que los pastores del mayor prestigio en una nación, orienten al pueblo católico para que se de cuenta de la realidad en momentos de mucha confusión, como el norteamericano actual.
Una voz rotunda y clara, muy necesaria para iluminar a los cristianos todos y a los verdaderos demócratas y amantes de la libertad y de la ética y de la justicia en la conducción de las naciones, en un momento en el que el futuro de la civilización cristiana y occidental se juega en las elecciones de una nación que no debe perder su liderazgo en el mundo, pues éste sirvió en el pasado para salvar a la humanidad, y hoy se encuentra en riesgo gravísimo de ser destruida por sus propias elecciones.
El presente y el futuro inmediato de la civilización occidental (y cristiana, por definición) están en juego en estas elecciones norteamericanas, cuando esta civilización está siendo seriamente amenazada en la misma Europa (que fuera su bastión anteriormente) y en el propio Continente Americano (que fuera considerado anteriormente como el Continente de la Esperanza). Hoy, aunque parezca increible, está siendo seriamente amenazada en los propios Estados Unidos, defensor de la civilización occidental durante el siglo XX.
3 comentarios:
No es una participación usual de la jerarquía eclesiástica, intervenir en el campo de la política de un país; pero se presentan circunstancias realmente de trascendencia histórica que obigan a que los pastores del mayor prestigio en una nación, orienten al pueblo católico para que se de cuenta de la realidad en momentos de mucha confusión, como el norteamericano actual.
Una voz rotunda y clara, muy necesaria para iluminar a los cristianos todos y a los verdaderos demócratas y amantes de la libertad y de la ética y de la justicia en la conducción de las naciones, en un momento en el que el futuro de la civilización cristiana y occidental se juega en las elecciones de una nación que no debe perder su liderazgo en el mundo, pues éste sirvió en el pasado para salvar a la humanidad, y hoy se encuentra en riesgo gravísimo de ser destruida por sus propias elecciones.
El presente y el futuro inmediato de la civilización occidental (y cristiana, por definición) están en juego en estas elecciones norteamericanas, cuando esta civilización está siendo seriamente amenazada en la misma Europa (que fuera su bastión anteriormente) y en el propio Continente Americano (que fuera considerado anteriormente como el Continente de la Esperanza). Hoy, aunque parezca increible, está siendo seriamente amenazada en los propios Estados Unidos, defensor de la civilización occidental durante el siglo XX.
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