No se puede ni se debe confiar en la palabra de Vizcarra ni en la de sus colaboradores de todo nivel. No han guardado una conducta limpia, transparente ni honesta en ningun momento.
Un presidente no electo, sino por accidente, con antecedentes no buenos y por esclarecer (en el mejor de los casos); un asesor legal con tachas morales (y judiciales) vergonzosas (por lo menos) que lo desacreditarían ante cualquier comunidad decente; rodeado de obsecuentes sin prestigio propio. Y considerando que, en su conjunto, no han logrado - en el tiempo que vienen gobernando el país - ningún hecho u obra positiva (salvo jactarse de "su" éxito con los juegos panamericanos, que no es su hechura - salvo lo que debiera completares en los últimos meses). No quiere, ni quieren, retirarse verdaderamente avergonzados (como debieran estarlo), hasta pidiendo perdón por sus fracasos, errores e incompetencias; más bien quieren arrastrar a todos los otros poderes; y quizá pretendiendo hasta apoderarse inmediatamente del gobierno, pero ahora de manera absoluta, con los peores aliados que podemos imaginar, y - por supuesto - no para el beneficio de la nación. Dios nos libre; pero no nos confiemos sólo en su misericordia.
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No se puede ni se debe confiar en la palabra de Vizcarra ni en la de sus colaboradores de todo nivel. No han guardado una conducta limpia, transparente ni honesta en ningun momento.
Un presidente no electo, sino por accidente, con antecedentes no buenos y por esclarecer (en el mejor de los casos); un asesor legal con tachas morales (y judiciales) vergonzosas (por lo menos) que lo desacreditarían ante cualquier comunidad decente; rodeado de obsecuentes sin prestigio propio. Y considerando que, en su conjunto, no han logrado - en el tiempo que vienen gobernando el país - ningún hecho u obra positiva (salvo jactarse de "su" éxito con los juegos panamericanos, que no es su hechura - salvo lo que debiera completares en los últimos meses). No quiere, ni quieren, retirarse verdaderamente avergonzados (como debieran estarlo), hasta pidiendo perdón por sus fracasos, errores e incompetencias; más bien quieren arrastrar a todos los otros poderes; y quizá pretendiendo hasta apoderarse inmediatamente del gobierno, pero ahora de manera absoluta, con los peores aliados que podemos imaginar, y - por supuesto - no para el beneficio de la nación. Dios nos libre; pero no nos confiemos sólo en su misericordia.
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