En el colmo de la hipocresía y cinismo que le caracterizan, Vizcarra pretende disimular su responsabilidad como gobernante absoluto por propia decisión, con complicidad de no pocos, por supuesto, en la terrible tragedia nacional ( en lo sanitario, económico y social) peor que la que nos dejara la Guerra del Pacífico, apareciendo como el patrocinador (casi obra suya) de la aparición de las vacunas y de su empleo en el Perú, aunque sea a tìtulo experimental. Tiene ya su lugar, nada bueno, en nuestra historia.
El principal responsable del fracaso peruano en la lucha contra el Covid-19, con todo su cortejo trágico de miseria económica y social, Vizcarra, pretende cual prestidigitador, aparecer como el héroe que trae prontamente a su pobre pueblo el talismán de la "cura" milagrosa; gracias a que, en conversaciones personales, consiguió que los líderes de las grandes potencias científicas del mundo le entreguen preferentemente la tan ansiada vacuna y, sin demora, en los próximos días. Mientras tanto, paciencia, morirán, sufrirán y padecerán de una manera indecible algunos miles de peruanos más.
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En el colmo de la hipocresía y cinismo que le caracterizan, Vizcarra pretende disimular su responsabilidad como gobernante absoluto por propia decisión, con complicidad de no pocos, por supuesto, en la terrible tragedia nacional ( en lo sanitario, económico y social) peor que la que nos dejara la Guerra del Pacífico, apareciendo como el patrocinador (casi obra suya) de la aparición de las vacunas y de su empleo en el Perú, aunque sea a tìtulo experimental. Tiene ya su lugar, nada bueno, en nuestra historia.
El principal responsable del fracaso peruano en la lucha contra el Covid-19, con todo su cortejo trágico de miseria económica y social, Vizcarra, pretende cual prestidigitador, aparecer como el héroe que trae prontamente a su pobre pueblo el talismán de la "cura" milagrosa; gracias a que, en conversaciones personales, consiguió que los líderes de las grandes potencias científicas del mundo le entreguen preferentemente la tan ansiada vacuna y, sin demora, en los próximos días. Mientras tanto, paciencia, morirán, sufrirán y padecerán de una manera indecible algunos miles de peruanos más.
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