Trump puede ser un hombre discutible, que tiene adversarios, y hasta veraderos enemigos, en muchos sectores de la sociedad norteamericana y mundial, pero que asombra por la rotunda integridad que muestra, sin las dudas ni los temores que acobardan y detienen a muchos otros hombres (lo que incluye a políticos de los que pudiera esperarse una posición de integridad sin concesiones, algo veraderamente defraudante) en puntos fundamentales de moralidad en los que todos debiéramos ser rotundos, como son la defensa de la vida y rl rechazo a la llamada "ideología de género".
Es increíble pensar que pudiera haber algún Médico que intente siquiera, o acepte el pedido o la orden, de terminar con la vida de cualquier ser humano; y, muchísimo más gravemente, si este es débil e indefenso; sería un verdaero crimen en cualquiera de los casos. Como por igual, lo sería el que pretenda, o intente siquiera, o hasta acepte el pedido o la orden, de atentar contra la integridad natural (anatómica y fisiológica) de cualquier cuerpo humano, pues sería también otro acto criminal: la creación de una monstruosidad, hasta irreparable. Desde los albores de la real civilización, nada esto ha sido, de ninguna manera, compatible con la esencia del ser Médico.
3 comentarios:
Trump puede ser un hombre discutible, que tiene adversarios, y hasta veraderos enemigos, en muchos sectores de la sociedad norteamericana y mundial, pero que asombra por la rotunda integridad que muestra, sin las dudas ni los temores que acobardan y detienen a muchos otros hombres (lo que incluye a políticos de los que pudiera esperarse una posición de integridad sin concesiones, algo veraderamente defraudante) en puntos fundamentales de moralidad en los que todos debiéramos ser rotundos, como son la defensa de la vida y rl rechazo a la llamada "ideología de género".
Hay quienes lo onsideran "loco", coloquialmente. Ojalá tuviéramos más "locos" como él, en todo el mundo.
Es increíble pensar que pudiera haber algún Médico que intente siquiera, o acepte el pedido o la orden, de terminar con la vida de cualquier ser humano; y, muchísimo más gravemente, si este es débil e indefenso; sería un verdaero crimen en cualquiera de los casos. Como por igual, lo sería el que pretenda, o intente siquiera, o hasta acepte el pedido o la orden, de atentar contra la integridad natural (anatómica y fisiológica) de cualquier cuerpo humano, pues sería también otro acto criminal: la creación de una monstruosidad, hasta irreparable. Desde los albores de la real civilización, nada esto ha sido, de ninguna manera, compatible con la esencia del ser Médico.
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