Nadie mejor que el mismo Papa Benedicto XVI para razonar y explicar sobre su renuncia al cargo de Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica. Nos duele que renunciara, porque esperábamos tanto de su sabiduría, su santidad y experiencia incomparables; pero, tenemos que reconocer sus razones, basadas fundamentalmente en la fragilidad de su salud, que - en medio de todo - sólo sí le hubiera permitido trabajar , pero muy limitadamente, desde Roma. Nos dolemos porque era una persona irreemplable.
Quienes lo pudimos conocer a través de sus escritos, sus reflexiones y enseñanzas tan sabias, no podemos olvidarlo, vive en nuestros corazones y en nuestras mentes. Un grandísimo santo y sabio, ireemplazable.
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Nadie mejor que el mismo Papa Benedicto XVI para razonar y explicar sobre su renuncia al cargo de Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica. Nos duele que renunciara, porque esperábamos tanto de su sabiduría, su santidad y experiencia incomparables; pero, tenemos que reconocer sus razones, basadas fundamentalmente en la fragilidad de su salud, que - en medio de todo - sólo sí le hubiera permitido trabajar , pero muy limitadamente, desde Roma. Nos dolemos porque era una persona irreemplable.
Quienes lo pudimos conocer a través de sus escritos, sus reflexiones y enseñanzas tan sabias, no podemos olvidarlo, vive en nuestros corazones y en nuestras mentes. Un grandísimo santo y sabio, ireemplazable.
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