Declaraciones, como ésta de un personaje moralmente descalificado para opinar sobre cualquier cosa seria, no debieran ser ni difundidas y, más bien, ellas merecen el repudio de toda persona honorable.
Este cantante homosexual, promueve la agenda LGTB, el matrimonio gay y los vientres de alquiler, y la prensa sensacionalista busca cualquier titular de un personaje público, y mejor si ataca a los cristianos y católicos, y ésto es divulgado por todas las agencias de noticias. Lo importante en lo que yo publico es la rotunda respuesta que le dio este sacerdote.
Ciertamente, en un mundo mejor, estos "personajes" no debieran tener toda la publicidad que una prensa morbosa explota, haciendo tanto daño a un público ingenuo. Y es totalmente correcto, y hasta una obligación, que los medios responsables hagan todas las aclaraciones pertinentes para compensar y, si es posible, corregir el daño y el escándao causados.
Declaraciones escandalosas, además de irreverentes y ofensivas para la fe de los cristianos, no debieran ser propagadas por medios de comunicación serios. Merecen la censura, no sólo de autoridades eclesiásticas, sino que, además, los declarantes y los difusores de ellas debieran recibir el repudio y el boicot de todos los cristianos de verdad.
4 comentarios:
Declaraciones, como ésta de un personaje moralmente descalificado para opinar sobre cualquier cosa seria, no debieran ser ni difundidas y, más bien, ellas merecen el repudio de toda persona honorable.
Este cantante homosexual, promueve la agenda LGTB, el matrimonio gay y los vientres de alquiler, y la prensa sensacionalista busca cualquier titular de un personaje público, y mejor si ataca a los cristianos y católicos, y ésto es divulgado por todas las agencias de noticias. Lo importante en lo que yo publico es la rotunda respuesta que le dio este sacerdote.
Ciertamente, en un mundo mejor, estos "personajes" no debieran tener toda la publicidad que una prensa morbosa explota, haciendo tanto daño a un público ingenuo. Y es totalmente correcto, y hasta una obligación, que los medios responsables hagan todas las aclaraciones pertinentes para compensar y, si es posible, corregir el daño y el escándao causados.
Declaraciones escandalosas, además de irreverentes y ofensivas para la fe de los cristianos, no debieran ser propagadas por medios de comunicación serios. Merecen la censura, no sólo de autoridades eclesiásticas, sino que, además, los declarantes y los difusores de ellas debieran recibir el repudio y el boicot de todos los cristianos de verdad.
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